CONSIDERACIONES SOBRE "EL EUNUCO"

No hace demasiado tiempo, dos años a lo sumo, el Festival de Mérida llevaba a escena un nuevo montaje de "El eunuco", tal vez la obra más destacada de Terencio, dramaturgo romano de nombre Publio Terencio Africano que se convirtió en un éxito girando por toda la geografía española. Ahora nos llega este sencillo y eficaz montaje que he tenido la suerte de ver en un lugar privilegiado.

Y es que la Compañía Clásicos Contemporaneos ha decidido adaptar de forma libre, muy libre, la obra clásica consiguiendo un "divertimento" para todos los públicos y edades merced a un acertado reparto y algunas ideas plausibles en la dramaturgia que hay que destacar.

El texto ha sido adaptado a los tiempos actuales y con un humor "blanco" que funciona a la perfección y así no se menciona en ningún momento que la casa de Tais es una casa de citas, que Querea viola a Pánfila sin miramientos, que Trasón sea un cazador y exterminador en vez de militar o que Cremes sea un viejo recién sacado de una obra de Moliere en lugar del joven hermano de Pánfila. Hay que decir que todo funciona bien y que su hora y veinte minutos sin descanso pasa en un suspiro, con la sonrisa permanente y la carcajada en más de un instante. Sorprende otros guiños a los personajes como el Trasón con un deje en la erres en el más puro estilo "Monty Python" de "La vida de Brian", una Pitias convertida en sirvienta japonesa, Tais que más que regentar un prostíbulo parece que posee un bar o un ejército el de Trasón cuanto menos dudoso. Una dramaturgia acertada la que ha ideado Josu Eguskiza que consigue que la comedia no pierda ritmo con los personajes entrando y saliendo de escena sin pausa ni descanso y que traslada la vieja historia de Terencio con un lenguaje actual sin que se resienta su condición de clásico latino. Y eso es algo que hay que agradecer, pues detesto a esos directores de escena que en su soberbia enmiendan la plana al autor y no solo trastocan el texto sino el espíritu en el que fue concebido (todavía recuerdo con horror un "Los persas" de Esquilo en una versión de Calixto Bieito que vi hace casi una década en el Teatro Bellas Artes de Madrid donde Dario era un anciano del Atleti, Jerjes una mujer legionario y la Batalla de Salamina una parte de Afganistán).
La escenografía es sencilla pero suficiente con unos telones de gasa, traslucidos y vaporosos que representan la casa de Tais, con tres sillas en el exterior y unas velas como iluminación interior, a las que se suma un vestuario de época, cedido de otro montaje, pero que cumple su cometido. No han arriesgado en este campo y me parece correcto, pues nos situamos mejor en escena con túnicas, togas y vestidos antiguos que vistiendo a los militares de nazis o inspectores de hacienda (por poner ejemplos de uniformes que he visto en obras clásicas, sobre todo en ópera). En todos los aspectos técnicos todos cumplen su cometido sin problema y sumados al buen trabajo en la dirección escénica se consigue que los cimientos del edificio se asienten en los corazones de los espectadores, como dije antes este "El eunuco" tiene un ritmo endiablado.
En el capítulo actoral, todo el equipo compone un reparto homogéneo en el que poder lucir sus capacidades dramáticas, en este caso cómicas. Y hacer reir no es fácil, encabezado el eunuco de Josu Eguskiza, el divertido Trasón de Falín M. Galán, junto a la alcohólica Tais de Estella Corrientes que sufrió una caida real y superó el incómodo trance y la graciosísima Pitias de carmen Corch, pues Rocío Hoces en su doble papel de Pánfila y Cremes tiene menos lucimiento. mención aparte Juanfra Juárez que me convenció con un Arturo Ui modélico y que me ha ganado con un papel diametralmente opuesto, u para remate es el ayudante de dirección. Buena dirección de Sergio Rodríguez en esta versión libre.

En conjunto una propuesta recomendable y más en un lugar como es el Teatro Romano de Baelo Claudia, situado en el conjunto arqueológico del mismo nombre y que se encuentra a escasos metros de la playa de Bolonia, uno de los enclaves más bonitos de la costa gaditana. Un lujo al alcance de todos pues las entradas no son caras y es impagable salir de un enclave con tanta historia de ver un texto que tal vez se representó allí mismo hace siglos y encontrarse el sonido del mar nocturno. De verdad que es impagable.