lunes, 2 de diciembre de 2013


CONSIDERACIONES SOBRE "EL CONSEJERO"

Miedo. Mucho miedo me daba la última cinta de Ridley Scott porque desde "Gladiator", tan solo "Black Hawk: Derribado" y algunos momentos de "Los impostores" y "American gangster" salvan el declive de un cineasta que entre sus obras se pueden contar "Alien: El octavo pasajero", "Blade Runner" o "Los Duelistas". Películas con las que ya tiene su hueco en el "Olimpo del séptimo arte" y que me obliga a seguir su irregular trayectoria en forma de nuevo estreno.
Y éste "El consejero", por momentos, eleva el nivel medio de su filmografía más reciente, pues aquí hay momentos de gran cine, sobretodo en su impresionante parte final que es de las dignas para recordar. La pena es que una de sus virtudes "a priori" se convierte en un defecto y lastra parte de la narración. Éste defecto no es otro que parte de los diálogos. Muy discursivos y bastante inverosímiles. Lo firma el famoso escritor Cormac Mc Carthy, famoso por "No es pais para viejos" o "La carretera" y en este debut como guionista opta por sus temas de siempre, donde se mueve "como pez en el agua": La codicia, la ambición, la violencia extrema, el mal y ante todo el destino trágico. Sabemos según avanza la historia que los personajes no tienen capacidad de elección, sobre todo los protagonistas y como personajes shakesperianos o de Sofocles solo pueden asistir impotentes al resultado de los acontecimientos.

La gran diferencia entre la tragedia y el drama es esa: la capacidad de elección. Mientras en el drama todo es resultado de las acciones de los personajes, en la tragedia todo viene impuesto por Dios, el destino u otras poderosas fuerzas. Y en esto, Cormac Mc Carthy es un maestro.
El problema radica en la metafísica y moral de los diálogos. Son buenos. Nadie lo duda. Pero muchos de ellos son demasiado literarios y por lo tanto poco creíbles en la gran pantalla. Una vez analizado el conjunto de todo el metraje funcionan bien pero durante su visionado no. Sentencias demasiado categóricas, verdades taxativas o disertaciones sobre lo divino y lo humano, que como antes dije, resultarían fabulosas en una novela pero que en el cine no termina de convencer.
Eso si, Ridley Scott opta por el plano contraplano en toda la discursiva primera parte, cediendo el peso de la narración a Mc Carthy, sin arriesgar mucho, para cambiar el registro y conseguir un ritmo muy complejo e interesante en los dos últimos actos. Y en eso, es muy importante la decisiva labor de su editor de confianza; Pietro Scalia, con quien lleva trabajando desde "La teniente O´Neill" y la fotografía de Dariusz Wolski que capta la difícil luz fronteriza de Nuevo México ambientando la tragedía de forma eficiente. La parte técnica es de gran calidad, pero Scalia y Wolski destacan por la complejidad de sus cometidos.
El reparto es de los de "campanillas" con unos secundarios de auténtico lujo que pasan desde Rosie Pérez, Bruno Ganz o un inmenso Rubén Blades que más parece un oráculo que un notable jurista mexicano. Entre los principales; correctos Javier Bardem y Brad Pitt, poco creíble y sin peso dramático Penélope Cruz, y es una lástima porque era un papel para lucirse, magnífica Cameron Diaz, en el que quizás sea uno de sus mejores trabajos en el cine y mención aparte para Michael Fassbender, que demuestra el por qué es más que probable ser el mejor actor menor de cincuenta años. Cambia de registro sin inmutarse e interpreta con tal facilidad que su complicadísimo papel, por la cantidad de registros distintos, es toda una lección actoral. Su auge y caída es memorable, a pesar de faltar algo de definición en el guión. La escena en el coche cuando es consciente de la situación es fabulosa e imborrable. Casi tanto como algunas muertes impactantes, atroces y extravagantes.Y algunas mostradas con bastante lujo de detalles.
No se si Ridley Scott ha vuelto por la senda del gran cine, hay demasiadas lagunas en "El consejero" pero es un buen camino, un excelente punto de partida. Ójala en el futuro volvamos a ver esas obras maestras de finales de los setenta e inicios de los ochenta.



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