CONSIDERACIONES SOBRE "TU & YO (IO E TE)"
Que Bernardo Bertolucci es uno de los grandes del cine italiano, creo, no lo discute nadie y tras un parón de diez años por sus problemas de salud, vuelve a dirigir un largometraje. Ante la posible evidencia de ser este su testamento fílmico era seguro que tenía que ver este "Tu & yo" en pantalla grande, acto que llevo haciendo desde hace muchos años.
He visto todas sus películas en el cine: "La commare seca", "Antes de la revolución", "El conformista", "La estrategia de la araña", "El último tango en París", "Novecento", "La luna" y "Tragedia de un hombre ridículo" en la que durante tantos años fue mi segunda casa, que no es otra que la Filmoteca Nacional y desde "El último emperador" hasta ahora, es decir; "El cielo protector", "El pequeño Buda", "Belleza robada", "Asediada" y "Soñadores", de estreno en diferentes cines. Tengo muchas de estas en video y DVD y muchas he repetido su visionado en distintos pases televisivos. Por lo tanto, me encanta Bertolucci.
Imagino que por la imposibilidad de acometer un gran rodaje del tipo "Novecento" o "El último emperador", su nueva historia se centra en una historia intimista de prácticamente un solo decorado y dos actores; los jovencísimos y desconocidos Jacopo Olmo Antinori y Tea Falco, que la verdad sea dicha, están excepcionales.
A pesar de ser una película menor, en la enorme trayectoria de Bertolucci, se pueden observar algunas de las claves de su cine. Ese espacio reducido y aislado como en "El último tango en París", "La luna", "Asediada" o "Soñadores", una de las marcas de la casa y que refleja el aislamiento frente al mundo de los protagonistas que intentan llenar su vacío sin conseguirlo, como desde "Antes de la revolución", su amor por los adolescentes como metáfora del intento de cambiar el presente y las normas y ese incesto velado, sugerido y matizado como en "La luna" o "Soñadores". Y en eso, su director es un maestro. Narra con tranquilidad, con un ritmo pausado y con calma, utilizando con genio los planos medios y los primeros planos y unos hermosos travelling en las escenas de exterior, dotando de más dinamismo a la calle, que a ese pequeño sótano donde conviven los dos hermanastros.
En los aspectos técnicos no destaca nadie, aunque nadie falle. La música de Franco Piersanti, la fotografía de Fabio Cianchetti o el montaje de Jacopo Quadri son los adecuados, pero en una "obra menor". Incluso me da la sensación que el ser menor es deliberado. Lo que si destaca dentro de la banda sonora es el uso de las canciones. Suena "The cure" y ante todo David Bowie, cantando en inglés e ¡italiano! y que con su "Space oddity" consigue lo que Nanni Moretti en "La habitación del hijo" con el "By this river" de Brian Eno.
Los dos actores, como dije antes, son maravillosos, con una Tea Falco que parece ser la evolución natural de la Eva Green de "Soñadores" y Jacopo Olmo Antinori, un "adolescente de verdad", con su rostro cubierto de acné y el incipiente "bigotillo" que empieza a aparecer. Incluso no es extraño, el homenaje final a "Los 400 golpes" de Truffaut, otra historia con "adolescentes de verdad".
¡Cuántos momentos de intensidad cinéfila y placer me ha proporcionado el director de Parma! Aunque haya algunas que no gusten nada como "Belleza robada" o "El pequeño Buda", otras muchas me han hecho sentir, vivir experiencias intensas y casi salvajes como aquella que derivó en un "trío" después de una de sus pelis. Solo por eso, merece un respeto.
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