domingo, 18 de enero de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE "BIRDMAN"

Una de las máximas candidatas, aunque solo sea por el número de nominaciones, para erigirse como la triunfadora en la próxima edición de los Oscars. Sus ocho candidaturas avalan ese argumento, además del beneplácito con el que cuenta su director.
Pero estamos ante un producto que me ha enfadado mucho tras su proyección, ya que ni de lejos, colma cualquier expectativa que pudiera tener "a priori". Y puedo asegurar, que no eran demasiadas, por no decir muy pocas.

Ya desde su alambicado título, pues es "Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)" queda claro que lo vamos a ver es de una pretenciosidad manifiesta, pero podría ser perdonable si al menos tuviese algo a lo que agarrarse en su estructura interna pero no hay nada. Pedante, vacía, vacua y, lo peor de todo, aburrida. A la media hora ya estaba mirando el reloj y no salí de la sala porque no lo hago nunca y por respeto a las personas que me acompañaron, a las que por cierto, al salir de las interminables dos horas, tampoco les gusto nada.
Y es que hacía mucho tiempo que no veía un ejercicio semejante, rodado en un exasperante plano secuencia en buena parte de su metraje que no aporta nada más que una manifiesta autocomplacencia. es como si en cada momento intentase epatar al público descubriendo el cine. Por ello recurre a una banda sonora que mezcla un molesto solo de batería con música clásica. Y como no, entre los mil compositores elige a Mahler, uno de los más complejos. Lo mismo que hizo Haneke con "Funny Games" alternando death metal con clásica. Lo que sucede, es que el austriaco lo hizo primero y mejor enlazado.
El guión carece de interés y narra las desventuras de un actor, famoso en el pasado por hacer de superhéroe, que quiere purgar ese pecado, llevando a Broadway una obra de teatro, en la que tendrá que superar múltiples incidencias y plantearse enormes dudas. Todo narrado desde una óptica masturbatoria y de estar "encantado de conocerse". Por ello casi todos los diálogos parecen trascendentes cuando no dicen nada. En especial, la vergonzante primera conversación en la azotea de Emma Stone y Edward Norton, del tipo: "-¿Verdad o acción? Verdad. ¿Quieres follar conmigo? No. ¿Por qué? que más da. ¿Verdad o acción? Acción, no espera... verdad... no acción. Vale. Escupe a la calle-". La obra de teatro es de Raymond Carver y dejan claro la intelegencia de los actores, que leen a Borges, ¡Que cultura! Y encima hablan de la verdad sobre el escenario, sobre la vida e incluso critican el cine de acción con unos planos espectaculares de explosiones.
Los actores sobreactuados en su gran mayoría. No he podido creerme ninguna de sus caracterizaciones, aunque buena parte de la culpa sea su elevado tono por encima del bien, del mal y de todos nosotros.
¿Algo me ha gustado? La fotografía de Emmanuel Lubezki, que demuestra por qué es uno de los mejores directores de fotografía de la actualidad y que por ello es la única persona a la que voy a nombrar. No. mejor no. Tengo que hablar del responsable de semejante bodrio. Se llama Alejandro González Iñárritu. Un tipo del que en su "Amores perros" vi algún pasaje interesante pero que me enfadó con su famosa "21 gramos", uno de los mayores "tostones" que he visto, siguió en esta linea de rodar obras maestras del tedio con "Babel" y le deje por imposible, así que no vi "Biutiful". Esta por la historia de los premios de la Academia, he vuelto "a picar". Espero que por última vez. Está claro que es cosa mía, pues es realizador muy reputado y que gusta a cierta población, claramente reconocibl... pero lo digo en alto: NO SOPORTO A GONZÁLEZ IÑÁRRITU.

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