CONSIDERACIONES SOBRE "EL BURLADOR DE SEVILLA Y CONVIDADO DE PIEDRA"
Coincidiendo en el tiempo con el estreno en el Teatro Español de Madrid de la misma obra, era una buena ocasión para acercarme por el Muñoz Seca de El Puerto de Santa María para ver las aventuras del inmortal Don Juan Tenorio.Esta primera aproximación al cínico galán sevillano es atribuida a Tirso de Molina y conforma una de las más famosas versiones de este burlador de Sevilla, de las que existen muchas otras, siendo las que más he disfrutado el "Don Giovanni" de Mozart, con libreto de Lorenzo Da Ponte, ópera que he visionado tanto en el Teatro Real de Madrid como en la Ópera de Estocolmo o el universal "Don Juan Tenorio" de Zorrilla, vista varias veces en el Español de Madrid. Todavía recuerdo un montaje de Gustavo Pérez Puig, con Sancho Gracia y Maru Valdivieso. Algo que no se olvida con facilidad.
Este acercamiento a nuestro teatro clásico viene de la mano de Teatro Trovadores, joven compañía amateur afincada en El Puerto de Santa María y que a pesar de que vi anunciados un par de montajes suyos que me apetecía ver, no pude ya que me coincidió con viajes y otras cuestiones que no vienen al caso, aunque una vez observado su trabajo tendré que modificar el calendario para no perderme sus nuevos proyectos, pues pienso que merecen la pena.
Su idea de puesta en escena me parece de lo más acertada, supliendo las lógicas carencias presupuestarias con una elevada dosis de talento e imaginación. Una escenografía de esas que se llaman ahora minimalistas, una cama, una mesa y una escalera sirven de forma adecuada para narrar las peripecias del conquistrador por excelencia. Una especie de precursora de la "road movie" contando sus diferentes amoríos por Europa, desde Nápoles a Sevilla pasando por Tarragona y cuatro mujeres engañadas y deshonradas por la agudeza y la "retranca" del sátiro, que piensa poco más que en el sexo y coleccionar amantes. En esto dista un trecho del de José Zorrilla, ya que ni hay amor ni redención posible. Curioso que estas andanzas del siglo XVII tenga tanto paralelismo con los tiempos actuales, pues quien no conoce a uno de estos modernos "donjuanes" o a una ingente cantidad de Isabelas, Tisbeas, Anas de Ulloa o Amintas dispuestas a entregarse a voraces depredadores. Cosa que no critico, salvo cuando crea heridas psíquicas. Pero volvamos a la obra. Además de la buena escenografía, con el poco mobiliario y un juego de luces brillante que nos hunde de lleno en la obra hay que destacar los pasajes sonoros que separan las diferentes escenas, con un breve prólogo a ritmo del "Carmen" de Bizet o el invierno de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi o el inicio de la "Barcarola" de "Los cuentos de Hoffman" de Offenbach. Ideas sensacionales que cumplen con su cometido de introducirnos en la historia.
Pero no solo desde el punto de vista técnico sobresale, pues el ritmo es ágil y toda la dramaturgia está solventada sin el menor inconveniente. Es sorprendente como en una obra en verso, ninguno de los actores cometió el más mínimo error. Me encantaría mencionar a su director y poder hablar de los jóvenes que interpretaron con brío y sin complejos sus diferentes roles pero por desgracia ni un solo papel explicaba quien eran los responsables de este "El burlador de Sevilla" que con tanto respeto y talento han llevado a las tablas. Intentaré ir con los deberes hechos la próxima vez y poder escribir con nombres y apellidos.
Ahora que está tan de moda la tradición estadounidense del "Halloween" no hay mejor forma de bucear en nuestras antiguas tradiciones que asistir a una representación de cualquier acercamiento al Tenorio el día de Todos los Santos, es decir, el 1 de noviembre. Y sí tiene tan pocas pretensiones y tan buen resultado como éste, mejor. Y sí se puede ver por el irrisorio precio de tres euros, pues que decir, fabuloso.
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