CONSIDERACIONES SOBRE "LITTLE BOY"
Hacía unos cuantos años que no nos llegaba una producción mexicana por estos lares, aunque esta esté rodada en inglés y sea una coproducción con Estados Unidos y los actores más conocidos sean británicos. De todos modos no podía dejar pasar la ocasión de ver el por qué de este estreno en nuestras carteleras.
Y es curioso pues es una cinta atípica, supongo que pensada para el publico infantil y juvenil pero que también guste a los padres, de esas denominadas "para toda la familia" pero que a pesar de sus múltiples virtudes en su fondo resulta aterradora y con uno de los mensajes más políticamente incorrectos que he visto en mi vida. A eso iré luego pero lo que han plasmado en pantalla es nadar contracorriente.
Los creadores del film son el productor Eduardo Verastegui y el director Alejandro Monteverde, a los que no conocía y que no habían trabajado en estas funciones, según leo, desde hace nueve años con "Bella", película que por su argumento parece un alegato antiabortista. Viendo el de esta sobre la importancia de la fe, parece que estos dos señores tienen muy claro su concepto religioso de la vida y siendo mas precisos, una visión católica. Lo cual en estos tiempos parece que es ir a la contra, pero yo pregunto: ¿si se perdona a Ridley Scott o Alejandro Amenábar el anticlericalismo militante de todas sus obras, por qué no ocurre lo mismo con las ideas contrarias? Monteverde deja claro que su historia es una alabanza de la fe católica pero lo matiza muy bien, con un guion trabajado y bien resuelto que escribe junto a Pepe Portillo. El resto se debe a la excepcional puesta en escena, narrando la historia de un niño con problemas de crecimiento en un pueblecito californiano que por la marcha de su padre- ídolo a la segunda guerra mundial, tendrá que agarrarse como clavo ardiendo a una lista mágica que le ha entregado un sacerdote, y que al cumplirla le traerá a su progenitor de vuelta. El problema reside en que una de las pruebas es intimar con el enemigo de todo el pueblo, un japonés que a pesar de ser estadounidense es odiado por su raza, ya que es considerado como el enemigo. A partir de ahí y contado como fábula vemos como algunas acciones de Little boy son tomadas en el pueblo como milagros y como eso empieza a cambiar la percepción sobre el muchacho. Todo en un tono edificante pero con grandísimos planos, resultando un producto apetecible, de buena fotografía de Andrew Cadelago, banda sonora y la dirección tan competente que hemos mencionado.
Los actores cumplen a la perfección sus cometidos, comenzando por el niño Jakob Salvati, mucho meno repelente de lo que estamos acostumbrados a ver y que actúa como tal y los más conocidos Emily Watson como la madre, Tom Wilkinson como el cura, Michael Rapaport como el padre o el estupendo Sr. Hashimoto de Cary Hiroyuki Tagawa. Todos consiguen que sus cien minutos estén plagados de emoción y pasen en un suspiro. Todo parece magnífico, edificante y moralizante pero hay una sorpresa que nos deja helados.
Entre las historias que va consiguiendo el niño como hacerse amigo del enemigo, vestir al desnudo o dar de comer al hambriento, en plan bienaventuranzas, empieza por conseguir una serie de milagros más o menos claros, como mover cosas, siempre con ayuda y que hacen que el crío piense que tiene poderes. Lo curioso, o no tanto, es que su comunidad empiece a creer lo mismo por lo que en una escena delirante, y ¡ATENCION, SI NO HAS VISTO LA PELÍCULA NO SIGAS LEYENDO!, piensan que la bomba atómica de Hiroshima ha sido lanzada gracias a Little Boy, ante el alborozo y regocijo de todo el pueblo, que obvian la tragedia para celebrar el triunfo y fin de la guerra. Sin palabras. Lo interesante es ver la poca capacidad de empatía de esa gente que solo encuentra enemigos y que martirizan y a punto están de acabar con su vecino nipón que como dice en una ocasión -" Amo este país, llevo viviendo toda mi vida aquí pero tengo enemigo en mi cara"-. Hace pensar, pues esto suele pasar más a menudo de lo que nuestros espíritus buenistas creen.
Gran película. tan grande que estaba solo en la sala ya la hora de escribir esto, una semana después de verla ya ha desaparecido de cartel. Así es la vida.
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