lunes, 21 de enero de 2013



CONSIDERACIONES SOBRE "EL HOMBRE DE MACKINTOSH"

Esta tarde he vuelto a ver en un canal temático dedicado al cine esta correcta película. Y digo correcta, porque esta historia de espionaje no me parece un mal film, aunque tampoco nada extraordinario, a pesar de estar dirigido por uno de los grandes como John Huston, escrito por el más tarde muy conocido Walter Hill y protagonizado por el sublime Paul Newman o ese pedazo de actor llamado James Mason. Encima la música es del estupendo Maurice Jarre, la fotografía del gran Oswald Morris y la chica es Dominique Sanda, el único descubrimiento de mi admirado Robert Bresson que llego a hacerse hueco en la industria cinematográfica.
Aunque hoy no quiero hablar de las virtudes y defectos técnicos o artísticos sino de un par de oscuros pensamientos en los que he estado reflexionando al ver "El hombre de Mackintosh".




Como toda historia de espías ambientada en la Guerra Fría, existen una serie de dobles agentes que causan daño a la nación, en este caso Inglaterra, aunque sean personas en principio de conducta intachable. En este caso, un agente comunista es rescatado de la cárcel donde cumple su condena bajo el auspicio de un diputado muy crítico con el gobierno (Mason), que mediante una retórica muy populista y cargada de sentimientos patrióticos, entendemos que encandila a los ciudadanos. De hecho, tras los créditos iniciales le escuchamos en la Cámara de los Comunes burlándose de la frase de Samuel Johnson que decía "La patria es el último refugio de los canallas", que también y tan bien utilizó Stanley Kubrick en la, a mi juicio, obra maestra "Senderos de traición".
Pues a raíz de los últimos escándalos políticos y financieros en varias comunidades autónomas españolas y en algunos partidos de poder y oposición no he podido evitar ver un cierto paralelismo entre esta producción de 1973 y la situación actual en 2013. Y es que considero un acto nauseabundo, el contemplar como políticos sin escrúpulos ante el descubrimiento de cuentas secretas en Suiza, comisiones ilegales por ciertos servicios o ante subidas de impuestos, bajadas de sueldos y otros dictámenes que conllevan el empobrecimiento de las clases medias, suelen enarbolar la bandera del patriotismo más rancio, atreviéndose incluso a erigirse en toda la ciudadanía. No es extraño escuchar en boca de estos supuestos "servidores de los ciudadanos", al aparecer pruebas de sus irregularidades, perlas del tipo: "Son ustedes unos antipatriotas", "Esto es un ataque frontal a tal región, nación histórica o territorio más o menos independiente" o "El pueblo de .... no admite esto o aquello".
Lo peor del tema es que gracias a que han laminado la separación de poderes, han reducido la educación a crear súbditos votantes más o menos radicales y no ciudadanos libres y han prostituido el lenguaje con trillones de perífrasis para no decir lo evidente, han conseguido que las personas que habitan sus territorios, más o menos independientes, defiendan las ideas más peregrinas como se puede defender a un equipo de fútbol, apelando a la ilógica del sentimiento y no a la mucho más objetiva razón.
Y es que mis queridos bloggers, estarán o estaréis conmigo que cada vez es más difícil tratar temas políticos en ninguna conversación. Al final, aunque los argumentos expuestos sean muy sólidos o incluso irrefutables, llegarán respuestas y justificaciones del tipo "Vale, lo que dices está muy bien, pero yo creo en lo que digo", "Los tuyos o los de éste hacen cosas peores que los míos", cuando no se llega directamente al insulto o al menosprecio "Eres un facha, un retrogrado, un rojo" o lo que haya escuchado en la tribunas mediáticas de la "casta política".
Supongo, y quiero creer que muchos de estos "hombres de estado" son honrados y ecuánimes, pero lo que no me cabe duda es que el sistema de financiación de partidos y la constatación de la muerte de Montesquieau y su separación de poderes han fracasado con estrépito y algo habrá que hacer, y siento mi pesimismo, pero no podemos esperar nada bueno de gente que actúa como agencias de colocación, padres caritativos y virtuosos de la enseñanza mientras crean el caldo de cultivo propicio para sus arteras estrategias  y perpetuarse en el poder.
Espero estar equivocado y no ser de esos tipos que creen estar en el poder de la verdad y muy por encima del resto de la gente o ver conspiraciones paranoicas que nadie ve. Todavía pienso que conozco mis limitaciones pero... el juego que da ver cine.

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