jueves, 13 de febrero de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "CANÍBAL"

Pues no, esta no ha ganado el Goya a la mejor película; De hecho, solo ganó el de mejor fotografía, pero sin dudarlo un momento, me parece la mejor con diferencia entre la terna de candidatas. Una muestra excelente de que en España se puede hacer buen cine.
La dirige Manuel Martín Cuenca, del que en su filmografía apenas se pueden destacar un par de títulos, siendo "La flaqueza del bolchevique" su obra más conocida, pero con este "Caníbal" ha conseguido ofrecer todo un catálogo de puesta en escena y buen hacer.

Y es que es de agradecer que en la durísima historia de un psicópata que asesina mujeres para luego comérselas, todo esté rodado con un ritmo lento y pausado, con unos muy bien utilizados fundidos a negro para separar las diferentes secuencias, planos largos y cadenciosos, mostrándonos la humanidad del monstruo en todo su esplendor, no abusando del plano-contraplano y de la "casquería". Aún así, resulta impactante en todo su metraje. Que una patología estuviese tan bien contada no lo veía desde el "Shame" de Steve Mc Queen.
Y es que el guión es otro prodigio, lo firman el propio Martín Cuenca y el cubano Alejandro Hernández, muy bien elaborado pero que mejora en manos de su realizador con unos extraordinarios silencios, tan conmovedores como los de un Kim Ki-Duk y otros directores similares. La falta de banda sonora,la única música que suena solo se escucha en la radio o en la calle, acrecienta la sensación de soledad y vacío del personaje. Todos los demás aspectos técnicos son soberbios comenzando con la fotografía del debutante Pau Esteve Birba, que consigue dotar de una tenebrosidad y un ambiente malsano a lugares tan bellos como las playas de Motril, a la Carrera del Dardo en Granada ciudad o la Sierra Nevada de la Sierra de Güejar. Impresionante. Casi tanto como el montaje de Ángel Hernández Zoido que mantiene la inquietud en las casi dos horas que dura "Canibal".
Pero en otro punto, donde ha estado increíble su realizador, ha sido en la dirección de actores, pues la química transmitida entre la pareja protagonista es muy especial. Sin demasiadas sonrisas, con aire lánguido y con miradas impresionantes llevan el peso de la narración un gran descubrimiento llamado Olimpia Melinte y un Antonio de la Torre, demostrando el por qué es uno de los más grandes actores españoles en la actualidad. Su interpretación de un sastre granadino perfectamente normal que esconde su aterrador secreto, es acongojante y muy medida, con lo complicado que es eso. La única pista de su conducta anormal, es su soledad y su no relación con el mundo, aún así vemos que tiene amigos, conocidos y clientes con los que se rodea. la aparición de Nina, va a trastocar su conducta y su forma de actuar. Aquí, se agradece mucho el no contar nada del pasado de su protagonista.
Y esto último, me ha hecho reflexionar, pues es cierto que también llevo viviendo muchos años solo y en algunos diálogos me he visto reflejado. Cosas como que a la soledad uno se acostumbra y que mucha gente vive con otra u otras personas por miedo, estoy muy de acuerdo. claro, que escucharlo por boca de un psicópata antropófago es cuanto menos inquietante. Suerte que de momento mantengo un habitual buen humor en mis relaciones sociales, conozco bastante gente, suelo caer bien e incluso tengo unos cuantos amigos. Aún así, suelo detestar los grupos numerosos y a buena parte de la humanidad, otra cosa es individualmente, ahí según sea la persona. Y en estos tiempos, donde parece ser que lo interesante es pertenecer a alguna corriente ideológica o grupo de pensamiento, de forma muy libre, en su totalidad quiero reivindicar mi compromiso con la filosofía, como forma de buscar la verdad. Es más complejo y se acabará por no poder discutir con casi nadie, tan seguro de sus certezas, pero individualmente irá mejor. confíemos que esta forma de ser, no le convierta a uno en un psicópata homicida.


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