miércoles, 8 de octubre de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "LA CIUDAD DE BRUSELAS"

Supongo que junto con Estrasburgo se puede considerar la capital de la Unión Europea, aunque debo reconocer que las motivaciones que me han llevado a la capital de Bélgica siempre han sido los excelentes lugares para degustar la bebida típica del país. la cerveza. ¡Y que cervezas!
Porque a pesar de sus enormes atractivos arquitectónicos, como por ejemplo una Grand Place soberbia, no se puede comparar al gótico por acumulación de ciudades como Amberes, Gante o Brujas que parecen en algunos momentos parques temáticos de ese pedazo de la historia por la cantidad de iglesias y edificios de ese estilo.

Pero todo en esta vida no es el gótico y en Bruselas uno puede encontrar muchos más tipos de construcciones, desde el neoclásico, el barroco, el art nouveau o mucho más recientes como el futurista Atomium o una de las marcas de identidad, los "graffitis" o viñetas que adornan una buena parte de fachadas y donde el buen gusto predomina, demuestra como este arte urbano puede llegar a convertirse en todo un símbolo, un recurso urbanístico y un gran reclamo turístico. Casi tanto como el ayuntamiento gótico de la Grand Place.
Pero lo que más he disfrutado en esta tierra de mejillones y patatas fritas ha sido la cerveza. Y aquí hay poca competencia, ya que el amor a esta bebida y lo serio que se toman el tema no tiene comparación con el resto de Europa, incluida Alemania. En cualquier local tienen una buena colección de botellas y unos cuantos grifos pero en algunos la sensación es inenarrable, pues llegar al bar de Delirium Tremens, frente a la Janneken Pis, uno se siente como en el paraiso del lúpulo, pues a su interminable barra llena de grifos se añade una carta de botellas, que más parece un libro o una biblia y donde cohabitan más de dos mil referencias. Lo dicho.
Inenarrable. Pero es que además en un sitio con muchísimo ambiente, lleno de gente joven. Tal vez no es tan bonito como el local art decó de otra conocida marca como es La Mort Subite, donde degustamos un riquísimo queso de Grimbergen y jamón de las Ardenas pero es el más animado de las cervecerías con marca propia. Aunque muy felices nos hizo el Celtica, un pub irlandés con las cervezas belgas a un precio sin competencia o el Classic Rock, que demuestra que toda capital que se precie tiene que contar con su "garito" de rock.
Así que entre gofres, el mítico Manneken Pis, el gótico por aglomeración y la Grimbergen, Kwak, Leffe, la impronunciable Hoegaarden o Chimay, uno puede pasar unos días muy felices en esta coqueta ciudad que se une a la lista de ciudades visitadas en El Curioso Observador. Habrá más, que nadie lo dude.

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