CONSIDERACIONES SOBRE "EL DESTINO DE JÚPITER"

Llevaban los hermanos Wachowski un par de años sin dirigir nada, tras el monumental fracaso de taquilla que fue "El atlas de las nubes" y con este "El destino de Júpiter" vuelven a incidir en su tema preferido, y no se por qué me da que el resultado va a ser parecido.

El tema favorito al que me refería en el encabezamiento, no es otro que la ciencia ficción, mezclado con un poco de filosofía barata de autoayuda, buenismo new age y bastante lejos en resultado, que su genial aportación a la historia del cine que es "Matrix".

Tiene todos los números a que nunca volverán a repetir un éxito semejante, tanto a nivel artístico como de público, pues tras las caóticas continuaciones de la mítica saga, los espectadores parecen haber dado de lado cualquier producto que elaboren. Este "El destino de Júpiter" falla de forma calamitosa en su absurdo guion y su más absurda dirección de actores. parece que nos quieren contar una de aventuras espaciales, pues esto no es ciencia ficción, sobre la importancia que tenemos todos, como eslabones de una cadena unida que mantiene unido el mundo y que entonces, por más horrible que parezca nuestra existencia puede tener un fin importante. Y así, cuenta la vida de una imposible Mila Kunis, que como moderna Cenicienta, trabaja con su familia rusa, limpiando letrinas y solo con la imposibilidad de conseguir sus modestos sueños. pero resulta que ella es la dueña del planeta Tierra, sin saberlo y tendra que luchar contra unos villanos que quieren el control y ayudada por unos seres cuanto menos inquietantes. El problema es que tras los interesantes quince primeros minutos, todo cae como un castillo de naipes, transitando entre la previsibilidad, el letargo y una serie de situaciones que en algún momento superan la barrera del ridículo, sobre todo en diálogos.

Una colección de tópicos, de cliches del cine, donde los villanos son seres histéricos, que no paran de soltar frases del tipo "-Este es el último fallo que permitiré-" o "Quiero muertos a todos ellos-". Lamentable. Pero es que los buenos también son patéticos, con unas reacciones incomprensibles y ante una traición que puede arruinar el destino del planeta solo se les ocurre decir "- Es comprensible. Yo también lo hubiese hecho", por no hablar del romance, aderezado con un impagable diálogo, que acabará entre los más bizarros del siglo XXI :  "- Majestad, tengo más en común con un perro, que con usted. Me encantan los perros, siempre me han gustado-". Demasiado.

Los Wachowski, Andy y Lana, recordemos que este último pasó por una operación de cambio de sexo hace algunos años, dirigen bien las escenas de acción, aunque están demasiado alargadas y previsibles pero donde el barco naufraga, además de su guion, es en la dirección de actores, pues su principal estrella Mila Kunis resulta increíble en su papel y ni ella misma parece creerse lo que esta haciendo, aunque el que si que resulta un malo espantoso es Eddie Redmaine, que lo mismo el domingo está consiguiendo su primer Oscar por "La teoría del todo" pero que aquí está espantoso. Casi tanto como Channing Tatum, en "plan" saco de músculos sin camisa y que resulta un cruce entre el ángel ciego de "Barbarella" y "Silver surfer" de "Los cuatro fantásticos". Entre los secundarios, tan solo rescatar a Sean Bean. Lo único salvable del reparto.

Entre los técnicos, ni Giacchino compone una banda sonora a la altura de su talento y tan solo los efectos especiales destacan, aunque ni por asomo a nivel parecido a una superproducción de este calibre.
Así que poco que valorar de forma positiva, en este error de los Wachowski, aunque me da a mi la impresión de que su siguiente estreno, aunque siga en estos niveles de fracaso, seguirá siendo comentado en esta bitácora, pues en crédito de "Matrix" siempre quedará vigente y uno con los años, se mueve por recuerdos, por experiencias positivas y la consabida nostalgia. Echo de menos, algo grande en los Wachowski y tras estos últimos batacazos seguidos, lo mismo nadie les vuelve a dar otra oportunidad, así que esto es renovarse o morir. tanto en el cine, como en la vida.