domingo, 18 de octubre de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE "HITMAN: AGENTE 47"

No esperaba nada de este film; es más, ni siquiera tenía pensado ir a verla antes de llegar a la taquilla del multicine de donde llevo viviendo desde finales de julio. Solo la casualidad y una discutible estrategia de marketing de una distribuidora, lo comentaré más abajo, acabo dando con mis huesos en la sala.
Pero primero vamos a intentar sintetizar mi opinión sobre este típico largometraje de acción. Basado en un conocido videojuego, intenta crear una nueva franquicia sobre este asesino de élite modificado genéticamente para crear el asesino perfecto. Una historia que ya tuvo un primer intento de rentabilizar la fama de su antecesor para consola y que como la mayoría de títulos que dan el salto del ordenador a la gran pantalla se estrelló. De hecho solo recuerdo un trabajo notable en este tipo de cintas que fue el "Silent Hill" de Christopher Gans.
Esta, pienso que ha funcionado bien, con una recaudación decente, aunque no es mi tipo de cine. Y eso que la cosa comienza de forma prometedora, con un guion con buenas ideas como la de la confusión de personajes sin saber demasiado bien quien es el bueno y quien el malo, obvio que para quien no sepa el argumento, lo que me recordó a lo que hizo Mozart con "La flauta mágica" y los personajes de Sarastro y La Reina de la Noche, donde el villano acaba siendo el aliado fiel y viceversa. Además como vehículo de acción puede parecer un cruce entre James Bond y Misión imposible, por la cantidad de exóticas localizaciones y el tono general. El problema es que las ideas planteadas están mal desarrolladas por sus guionistas, dos especialistas en ruido y explosiones como Michael Finch, autor de "La conspiración de noviembre" y Skip Woods que vuelve a colocar una muesca en su filmografía llena de fracasos artísticos como escritor con vapuleos como el del anterior "Hitman", "Lobezno", "El equipo A" o la última de "La jungla de cristal". Este no es tan desastroso pero no pasará a la historia del cine.
El otro punto en contra es su director, el debutante Aleksander Bach, otro de esos realizadores que entienden las diferentes peleas y luchas como ejercicios de videoclip, donde la duración del plano no debe durar más que unos nanosegundos, no vaya a ser que el espectador se enteré de algo y proteste. Esto, para mi, lamina cualquier intento de remontar el vuelo pero además la cosa toma tintes de irrealidad que a mitad de metraje da igual cuanta gente ataque, pues conocemos el desenlace de la secuencia. Una cosa es que sea más inteligente y fuerte que cualquier humano y otra bien distinta es que sea imposible hacer frente a los protagonistas, un Rupert Friend hierático e inexpresivo y Zachary Quinto, que recuerda al malo de "Matrix" y no solo porque se llamen Smith y que no llega ni de lejos a su interpretación en las nuevas aventuras de "Star Trek". La chica es Hannah Ware que solo destacó como secundaria en "Shame". Poco bagaje aunque aparezca un clásico del cine europeo como Jurgen Prochnow. En el capítulo técnico, muchos efectos de sonido, mucho ruido y pocas nueces. Banda sonora efectista del cada vez más prolífico Marco Beltrami y fotografía colorista de Ottar Guonason, al que no conocía.
Supongo que tendrá su público pero no me encuentro entre ellos, aunque como comentaba en el encabezamiento me lo imaginaba y por ello no pensaba verla pero lo que son las cosas, llegaba al centro comercial donde se ubican los únicos cines donde vivo con la idea de ver "El desconocido", encima con la genial idea que han tenido estos exhibidores de cobrar entre semana solo cuatro euros entre semana (de lunes a jueves). Al pedir la entrada me indican que el precio son seis euros (el precio normal en invierno), ya que su distribuidora Warner ha decidido pasar de este incentivo y solo colocar este precio los miércoles. Resultado. Me pareció una ofensa al espectador, así que no compré la entrada y cambié a última hora perdiendo "El desconocido" y ganando "Hitman", que la emitían en la sala de al lado. Es la única forma de que el público cambiemos estos malos modos: tocándoles... la cuenta de resultados. Una ventaja de vivir en una sociedad de libre mercado y no en un monopolio.

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