martes, 29 de diciembre de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE "EDUARD MUNCH. ARQUETIPOS (MUSEO THYSSEN- BORNEMISZA)"

Una de las cosas que más echo de menos de vivir en provincias y no en una ciudad grande es poder visitar exposiciones pictóricas y museos que han sido parte de mi vida. Aprovechando el tradicional viaje navideño para ver a familia y amigos, aproveché para conocer de "primera mano" esta interesante muestra.


Y es que Eduard Munch ha sido parte de mi aprendizaje e imagino que durante un tiempo uno de mis pintores favoritos. Años en que el expresionismo marcaba una concepción pesimista de la vida que entroncaba muy bien con mi carácter, entonces impulsivo y rebelde, donde la vida había que beberla a "grandes tragos" y donde el pesimismo y la revolución marcaba mi existencia. Por suerte todo eso pasó hace ya bastante tiempo.
La exposición es magnífica y hay que descubrirse ante los comisarios pues es de las mejores divididas que he visto y que sintetiza a la perfección los temas del pintor noruego. Nueve apartados que sus propios nombres creo que dejan a las claras lo que pretenden; Melancolía, Muerte, Pánico, Mujer, Melodrama, Amor, Nocturnos, Vitalismo y Desnudos. Y esto es un punto muy a favor, pues a pesar del evidente interés y de la escasa posibilidad de ver a Munch en España, la no presencia de sus obras más conocidas "El grito" y "La ansiedad", salvo en unas cuantas litografías, lastran el recorrido por la sala de temporales de la planta baja del museo madrileño. Aún así podemos observar la evolución del noruego desde sus primeras obras de finales del XIX como "Melancolía", "Madre e hija" o "Dos mujeres en la orilla" hasta sus imponentes lienzos del periodo de entreguerras con cuadros tan tremendos como "La mujer vampiro", ese "Mujer" que recuerda tanto a "Las tres edades de la mujer y la muerte" de Hans Baldun Grien, tantas veces disfrutado por mí en el vecino El Prado, "Mujer llorando" o esos ojos destructivos de "Celos".
Un recorrido por uno de los artistas más importantes del siglo XX y que más han marcado ese periodo de mi vida donde devoraba todo y que va desde los quince o dieciséis años hasta cerca de los treinta y que me ha transportado a momentos de mi pasado muy especiales, sobre todo al ver luego en la colección permanente las obras de Nolde, Kirchner o Schmidt- Rottluff que me transportaron al museo Die Brücke" de Berlín en una época convulsa de mi existencia donde me acercaba a los planteamientos vitales de estos maestros.
Cada vez tengo más claro la importancia de la pintura en mi recorrido emocional y lo mucho que me ha aportado, imagino que lo sigue haciendo, pero hubo un tiempo donde era una de las bellas artes fundamentales en mi existencia, cosa que jamás ha conseguido la escultura o la arquitectura, a pesar de lo mucho que me gustan pero que ni de lejos se acercan a lo que he podido sentir en las salas del Museo del Prado o el Reina Sofía, con diferencia los centros que más he visitado, lugares que conozco de memoria y que he disfrutado y enseñado en múltiples ocasiones a múltiples personas que en su multiplicidad han pasado por mi vida, algunas siguen y otras fueron un fugaz, o no tanto, momento amoroso o de amistad. Queda claro que según pasan los inviernos la pintura me retrotrae al pasado y a la melancolía. Es por ello que esta retrospectiva de Munch es tan interesante para un sujeto como yo. ¡Si hasta tuve un pequeño Síndrome de Stendhal contemplándola!, solo fue un pequeño mareo pero ¡hace cuanto tiempo que no me pasaba eso!

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