CONSIDERACIONES SOBRE "LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO- PARTE 2"
En una de esas semanas ociosas y con poco trabajo, había decidido ver las anteriores entregas de esta saga juvenil sin esperar demasiado. De hecho nada absolutamente, por lo que esta falta de pretensiones habían conseguido que me entretuviesen, lo cual es mucho. Y más viendo las duraciones, pues todas superan con creces las dos horas.
Así que tras la pequeña pantalla, acababa la serie en la grande esperando que por lo menos mantuviese el ritmo de las anteriores y llegásemos a su épico final donde Katniss Everdeen acabase con el mal del Capitolio y se decidiese con que chico pasaría el resto de sus días, pues este es un punto importante en este tipo de sagas juveniles que pasan de los libros al cine.
Y aunque no he leído nada de su autora Suzanne Collins, una escritora de televisión estadounidense que ha encontrado la fama con estos seriales adolescentes me imagino que no difiere demasiado con la novela. Un "mundo perfecto", como el de Huxley, donde la seguridad mantiene la paz frente a la libertad y donde estos burócratas mantienen las diferencias de clases y los eliminan en unos sádicos juegos ante la mirada atontada de sus millones de televidentes. Todo muy obvio y muy acertado, pues el más que probable espectador tipo de "Los juegos del hambre" será seguidor de alguno de esos programas de la televisión que atonta y adormece la capacidad de enjuiciar, por su nulo contenido intelectual y su absoluta loa a la frivolidad y lo genital. Algo así como sucedía en "American beauty", donde la crítica a la clase acomodada estaba destinada a ese segmento de la sociedad. Algo así como "vea esta película porque verá reflejado a sus vecinos, pero no a usted que es más culto por venir a ver el film y disfrutarlo". Uno de los motivos por los que odio a la oscarizada cinta de Sam Mendes. Imagino que la gran mayoría no van a encontrar estas intenciones en "Sinsajo", pues el público mayoritario, amén de muy joven viene buscando el espectáculo de la superproducción. Y que nadie me entienda mal, es muy lícito.
El problema reside en que esta segunda parte y cuarta entrega naufraga en casi todas sus lineas. El dividirla en dos, alarga la producción sin demasiado sentido, pues en sus casi dos horas y media no se define por donde van a ir "los tiros", con una primera parte demasiado discursiva, con monólogos que pretenden ser una arenga a favor de la libertad pero que resultan reiterativos y aburridos. La segunda parece un videojuego donde tras superar una pantalla, se enlaza con la siguiente en principio peor, usando viejos trucos del cine de terror, como la sustancias tóxicas que al tocarlas producen la muerte, en este caso un río alquitranado en plan "The blob" o los zombies de las alcantarillas, unos monstruos tenebrosos que parecen salidos de "Silent Hill". Todo enlazado sin mucho orden ni concierto, merced a los guionistas de los dos "Sinsajos", Peter Craig y Danny Stong, que no consiguen dar algo de sentido al alargado resultado final. Como sucedía en "El hobbit" de Peter Jackson donde un libro de doscientas páginas no daba para tres películas.
Del resto lo que se preveía, dirección académica de Francis Lawrence, que tomó la serie en su segundo capítulo y que destacaba por "Constantine" y "Soy leyenda", técnicos acertados pero supeditados a los efectos visuales y un reparto compacto con una estelar Jennifer Lawrence, encabezando un elenco de grandes nombres como Julianne Moore, Woody Harrelson, Donald Sutherland, Stanley Tucci o Philip Seymour Hoffman que resulta raro verle en pantalla, llevando un año muerto. Cosas de estrenar mucho tiempo después de rodado. Luego están Josh Hutcherson y Liam Hemsworth, como objetos de deseo de Katniss, el tímido y asustadizo enamorado o el macho alfa igualmente enamorado. Como sucede en la saga "Crepúsculo", las mujeres deben elegir entre dos caracteres distintos pero compatibles, entre el atormentado y el fornido.
Lo que me divierte todavía más es comprobar como las opciones políticas del mundo de "Los juegos del hambre" son odiosas ambas, todas desean el bien común y pretenden mantener la paz a los sufridos ciudadanos, aunque es obvio que sin contar con ellos. En unas pocas semanas hay elecciones generales en España y empiezo a pensar que no es tan descabellado hacer la analogía con alguna de las propuestas de algunos candidatos. No diré quien. Eso me lo reservo.
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