lunes, 14 de marzo de 2016


CONSIDERACIONES SOBRE "LA HABITACIÓN"

Siempre entre las nominadas a mejor película en los Oscars se cuela alguna de esas consideradas independientes, de presupuesto moderado cuando no pequeño y que aunque no suele ganar, solo el hecho de estar en la terna es ya un prestigio. Este año esa cinta era "La habitación".


A pesar del reconocimiento y la efímera fama ser nominado al Oscar a la mejor película o mejor director no es sinónimo de triunfo seguro en el futuro, como sucedió hace unos años con "Bestias del sur salvaje" que a pesar del relativo éxito, su autor Benh Zeitlin no ha vuelto a realizar ningún trabajo. Cosas de Hollywood.
Este "Room" tengo que decir que me parece bastante mejor obra que la antes mencionada y a pesar de ser un largometraje de bajo presupuesto resulta de un talento impresionante y con un tema duro y complicado, pues uno como persona no puede llegar a entender la abyección de ciertos humanos para secuestrar y encerrar durante años a otro ser mucho más vulnerable, para mantenerlo a su merced, violarlo e incluso tener descendencia, comportándose casi como una pareja y como una persona normal para el resto de la sociedad. Todavía se recuerda con estupor al tal Josef Fritzl, el por desgracia célebre "monstruo de Amstetten", que mantuvo en cautiverio a su propia hija durante más de veinte años, abusando sexualmente y llegando a tener siete hijos, sin que su esposa descubriera el terrible secreto o la pobre Nastacha Kampush, en cautiverio durante ocho años. casos que se han dado en Austria, lo que como escuché hace años demuestran que es el pueblo más inteligente de la tierra, ya que han conseguido que creamos que Hitler era alemán y Beethoven austriaco. Fuera ironías y humor negro, son casos que escapan a la razón, a la condición humana.
Sobre este planteamiento se basa buena parte de "La habitación"; una madre y su hijo de cinco años que viven en un pequeño cuarto en el jardín del criminal y que el menor entiende como el único mundo posible. Una relación de sumisión por parte de la mujer, secuestrada con diecisiete años y que a pesar del evidente odio a su captor, le tiene pánico y apenas puede enfrentarse. El abyecto hombre mientras tanto se comporta con absoluta normalidad e intenta tratar a sus rehenes lo mejor posible, aunque evita todo contacto con el chiquillo, como si no tuviese nada que ver con él, no fuese su hijo fruto de una de las muchas violaciones a las que la pobre chica no tiene más remedio que consentir.
Sobre este sórdido argumento se edifica el edificio que ha construido su responsable Lenny Abrahamson, realizador desconocido para mí y del que solo se había estrenado su anterior "Frank" y que aquí consigue un "espaldarazo" que puede resultar definitivo en su carrera, ya que a pesar de ser una dirección correcta, sin demasiados alardes, lo que sí posee todo el metraje es un ritmo magnífico que consigue que estemos compungidos durante buena parte de sus dos horas de duración, merced a un interesante e inteligente guion de Emma Donoghue, autora de la novela en la que se basa la película y que a pesar de la dureza del argumento, evita las truculencias y detalles más desagradables y aporta un tono que si bien no es optimista, tampoco llega a límites de desesperación y sufrimiento extremo.
El otro punto en que se cimenta "La habitación" es la excelente interpretación, sobre todo, de sus dos protagonistas: una Brie Larson, que es más que posible que nunca vuelve a tener un papel tan impresionante como este y que con justicia le ha dado un Oscar y el debutante Jacob Tremblay, uno de esos niños actores que veremos como desarrollan su carrera, iniciada de forma tan arrolladora, una entrada tan exitosa como no se recuerda desde Macauley Culkin, Daniel Radcliffe o Haley Joel Osment. Ellos sostienen la obra, con sus diálogos, sus miedos y su desconocimiento de un mundo ínfimo que no es la realidad, aunque la madre intente venderlo así a su hijo como una metáfora o adaptación a estos tiempos del mito de la caverna platónico. Y encima con una pléyade de secundarios magníficos y unos técnicos que mantienen el "tempo" y la tensión dramático y que por supuesto destaca el montaje de Nathan Nugent, que como sucede con el resto del equipo apenas conozco.
Buen cine y con unas correctas pretensiones, que junto con "Brooklyn" eran de las nominada a mejor película que intentaban no tener demasiado maniqueísmo en su mensaje, no como otros aceptables filmes como "Spotlight", "Marte" o "El renacido", el estupendo entretenimiento "Mad Max", la más que interesante "La gran apuesta" o la irregular "El puente de los espías". Un 2015 donde no había ninguna obra maestra entre las nominadas a mejor película pero con un tono medio más que aceptable. Veremos que sucede en el 2016.

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