CONSIDERACIONES SOBRE "ROSENDO (TORREJÓN DE ARDOZ 22-06-15)"
Aprovechando la breve visita a Madrid para ver a Kiss, este concierto sirvió de previo perfecto al espectáculo de los neoyorkinos al día siguiente. Y si hay algo por el que destaca la capital de España, y sus pueblos limítofes, es por la calidad de sus fiestas.
Y es que este concierto se enmarcaba dentro de las fiestas patronales de Torrejón de Ardoz. Y al ser un municipio con importante población, los conciertos dentro del programa de festejos eran gratuitos. Así que tras una obligada parada en el "666", "garito" metalero, donde nos trataron fenomenal y donde habíamos quedado con nuestro guía, y sin embargo amigo, David Galeote, al que dedico esta crónica, nos acercamos al recinto donde se albergan los directos.

Volviendo a Rosendo, es alucinante que alguien con 61 años, siga con esa vitalidad y energía, con su sempiterna Fender Stratocaster y esa forma de tocar, que demuestra la gran inspiración que ha sido en su carrera Rory Gallagher. Concierto de una hora y tres cuartos, que aparecía poco después de pasadas las once de la noche, hora oficial de inicio, por cierto, acompañado del bajista Rafa J. Vegas y el batería Mariano Montero, los encargados de dotar de la base rítmica necesaria y que demostraron buena complicidad con el líder de la banda.
Repertorio de menos a más, en los que en su primera parte repasó sus últimos discos, como el más reciente "Vergüenza torera", del 2013. Temas menos conocidos que parecía que no terminaban de calentar el ambiente, a pesar de cortes tan buenos como el tema homónimo, el "Mala vida" con el que comenzó, ¿De qué vas" o "¡Quincalla, o no!". La actuación subió enteros con la versión de "El tren" de Leño, "El ganador", dedicada a su barrio o "Cada día", para un final majestuoso con "Masculino singular", "Flojos de pantalón", "Pan de higo", "Agradecido", "¡Y dale!", "Navegando" y "Maneras de vivir". Lo que la gente espera de un concierto de Rosendo, sino se es un fan acérrimo.
Da gusto, volver a ese territorio de mi adolescencia, que han sido siempre las fiestas de pueblos y barrios y donde se basa buena parte de mi educación musical, pues era la única forma de poder asistir a los directos que me gustaban de forma masiva, pues en cuanto se marchaba el invierno, casi todas las semanas había alguna actuación por algún lado. Y así Moratalaz, Vallecas, La Elipa, Hortaleza, Aluche, el Centro o Colmenar Viejo, Miraflores, Soto del Real, Villalba o Tres Cantos han sido parte de mi vida. Con el tiempo, uno se da cuenta que han sido grandes años.
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