CONSIDERACIONES SOBRE "MONEY MONSTER"
Originalmente publicado en la web rockthebestmusic, donde desde hace poco que he empezado a colaborar. De hecho este es mi segundo artículo, tras el que escribí sobre la segunda parte de "Expediente Warren". El original de "Money monster" lo enlazo aquí.

Los personajes son meros arquetipos, desde el joven estafado por un programa de televisión económico que quiere defender al resto de afectados, secuestrando al presentador y pidiendo explicaciones al alto ejecutivo. Desde el principio se nos ofrece al “chaval” como un buen chico al que la ruina que le han dejado los poderosos no le ha ofrecido más remedio que acabar con esta radical conclusión, y desde ese mismo punto de partida, sabemos que no tiene intención de matar a nadie y que solo busca justicia y publicidad. Otro punto debatible, pues siempre me ha hecho gracia como se justifica algunas barbaridades y conductas delictivas, centrándose en el aspecto moral, el ejemplo más claro que he visto es en “Buenos días, noche” (2003) de Marco Bellochio que trataba sobre el secuestro y asesinato del líder democristiano Aldo Moro, narrado desde el prisma de los asaltantes de las Brigadas Rojas, cuando en toda su filmografía siempre había narrado a los asesinos como gente sin escrúpulos ni moral y a los represaliados comunistas como mártires plenos de valores. Eso mismo hacía con enorme talento Bertrand Tavernier en su magistral “La carnaza” (1995) con tres casi adolescentes a los que un simple robo en el domicilio de un rico se les escapaba de las manos, acabando en un espantoso crimen. En “Money Monster” no hay el talento de Bellochio ni de Tavernier y el horroroso guion solo lo salva la modélica dirección de Jodie Foster que por lo menos consigue que su hora y cuarenta minutos tenga ritmo, mezclando los planos en 35 mms., con otros con otro grano, más televisivo yesos planos de la pequeña pantalla basados en la astracanada, los “ruiditos y lucecitas” y, de nuevo, el infantilismo, aunque sea un tema serio como es la economía. En España todavía no ha llegado en este ámbito pero sí en el de las tertulias políticas donde se utiliza ese mismo ritmo, videos de sonrojo, más próximos a un programa de humor que a una noticia seria e invitados y comentaristas cercanos al “frikismo”. Ahí cumple George Clooney que hace de George Clooney y una Julia Roberts que parece la reencarnación de Buda en la tierra, con tanta integridad y bondad, junto con Jack O´Connell, con un papel histriónico que junto a los secundarios de cartón piedra consiguen que por lo menos lleguemos al final sin ningún bostezo, por lo que hay que alabar el trabajo en la edición de Matt Cheese.
En este cuarto film de Jodie Foster parece que la doble ganadora del Oscar a la mejor actriz (“Acusados” (1988) de Jonathan Kaplan y “El silencio de los corderos” (1990) de Jonathan Demme) quiere narrar más de lo que le ofrece el guion, una descarnada crítica al capitalismo y como se aprovecha de la gente (palabra tan de moda en la actualidad), desde el complejo de millonaria que no sabe como pedir perdón por el “pastizal” que ha ganado. Lo hace bien y con ello consigue que “Money Monster” consiga el aprobado “raspado, uno de esos títulos donde la forma salva al fondo. Su trayectoria está jalonada de este tipo de críticas a la sociedad y al modo de vivir del mundo occidental, desde el niño prodigio con problemas de adaptación en “El pequeño Tate” (1991), en mi opinión su mejor película, la familia desestructurada de “A casa por vacaciones” (1995) o ese canto al espiritualismo y los nuevos gurús que nos cambian la mente y nuestro pensamiento en “El castor” (2011). No estaré de acuerdo con su planteamiento ni con su forma de ver la vida, el no tener que pedir perdón por ser multimillonario puede influir, pero prefiero este intento de narrar cosas interesantes, aunque sea fallido, que la cantidad de “pelis” con efectos especiales como únicos protagonistas o donde el plano- contraplano o secuencias que duran un nanosegundo es la forma de entender el cine de sus creadores. Eso sí que son “ruiditos y lucecitas”.
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