viernes, 14 de diciembre de 2012



CONSIDERACIONES SOBRE "EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO"


Así de entrada, tengo que admitir el horrible paso del tiempo, porque en el momento que he descubierto que la trilogía de "El señor de los anillos" fue rodada hace más de diez años, he arrojado un pequeño suspiro, al darme cuenta que también he envejecido todos esos mismos años.



Aún así, tenía bastante interés en saber que es lo que había realizado Peter Jackson, un director al que he seguido desde sus dos primeras y muy "gores" películas; "Mal gusto" y "Braindead", y esperaba con cierta angustia seguir disfrutando tanto como en las tres anteriores historias basadas en la inmortal novela de J.R.R. Tolkien. Y pienso que el director de "King Kong" ha vuelto a dar con la fórmula del éxito. Su primera parte de "El Hobbit" tiene todos los elementos para convertirse en una de las películas más taquilleras de la historia. Ha prescindido de la oscuridad que precisaba "El señor de los anillos", un relato mucho más épico y en esta primera entrega, salvo algunos pasajes donde se encuentran con criaturas malvadas; trasgos, trolls y orcos, domina la luminosidad, creando esa atmósfera de cuento infantil que nos mantiene con una sonrisa permanente y concentrados ante las imágenes vertidas en la pantalla y esa idea de mantener el tono de historia para niños se mantiene en la práctica totalidad de su puesta en escena y así diferenciamos el espectacular y atrevido montaje paralelo de la anterior trilogía con un montaje lineal salpicado de flash backs, muy narrativos, para no perdernos en una trama con numerosos nombres y lugares, sobre todo a quien no haya leído la novela o no la tenga fresca.
Sobre la fotografía, la música, el sonido y los distintos aspectos técnicos, solo se puede decir que son impecables y es lo lógico con semejante presupuesto. Buena parte del reparto es de sobra conocido y lo que más me ha sorprendido es que Andy Serkis, interpretando a Gollum mediante la captura de movimiento, mejora su increíble interpretación y así la memorable secuencia del duelo de acertijos es de una intensidad tal, que creo que voy a recordarla toda mi vida.
Tal vez, el único lunar de esta epopeya sea esa manía del cine actual con efectos especiales de rodar ciertas secuencias como un videojuego y así la huida de la morada de los trasgos, parece más una pantalla de Play Station que una película. Y no solo me ha sucedido aquí, últimamente veo delirantes consolas en buena parte de los grandes "taquillazos", y así retomo mi primer argumento, me hago mayor y cada vez entiendo menos el cine de este tiempo, lleno de planos ínfimos y planos-contraplanos, buena parte de la culpa viene del videoclip y de las series de televisión. Montajes muy acelerados donde apenas tienes tiempo para saber que sucede, de esta forma se puede entretener a una gran multitud sin necesidad de pensar demasiado. Y es que de eso se trata, no pensar demasiado, ya que han conseguido embrutecernos de tal manera, disminuir el esfuerzo y el mérito del trabajo y el estudio, que una complejidad narrativa y visual, aburriría de forma solemne a buena parte del público. Tendremos que agradecérselo a los políticos, responsables de laminar la ciudadanía para convertirnos en súbditos, y encima les votamos.

4 comentarios:

  1. Lo que comentas al final lo vas a notar de verdad cuando se acaben las pelis a 24 fps y pasemos a 60 fps. Será entonces cuando esas imágenes que para nosotros fueron el Cine desaparecerán como lágrimas en la lluvia...

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  2. Parece ser que éste hobbit está rodado a 48 fps para su versión en 3D, pero sólo en las salas que posean esa tecnología. No me he atrevido.

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  3. Muy buena critica. Tienes razón con las escenas de videojuegos, pero imagino que en breve sacaran algún juego sobre la saga y tienen que dar pequeñas muestras en la película para enganchar a mas gente

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  4. Gracias por tu comentario. No me cabe ninguna duda, tendremos un videojuego de la película a no mucho tardar. Y no tengo nada en contra de estos juegos, son entretenidos y todos jugamos o hemos jugado alguna vez. El problema radica, cuando las imágenes de una película parecen directamente sacadas de una videoconsola.

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