CONSIDERACIONES SOBRE "LÍBRANOS DEL MAL"
No sé el motivo, si por falta de interés o de estrenos, pero si exceptuamos "Anarchy: La noche de las bestias" que es casi más de acción, llevaba sin comentar en la bitácora una película de terror desde el año pasado, concretamente la segunda parte de Insidious.
Cosa extraña, ya que como he explicado en alguna ocasión, soy un gran seguidor del cine de terror, ese placer inconfesable y tan denigrado por tanta gente. Cada día estoy más seguro que no hay géneros buenos ni malos sino bien o mal contados y realizados.
Esta que nos ocupa, venía precedida por el buen hacer de un especialista en este tipo de cine de miedo, como es Scott Derrickson, del que de momento sus cinco producciones han girado en torno al pánico o la ciencia ficción, siendo la anterior "Sinister" su mejor trabajo hasta la fecha. "Líbranos del mal" guarda ciertas similitudes con el título antes citado, como es la oscuridad en su fotografía, que firma Scott Kevan. Una de las "marcas de la casa" en el cine de Derrickson y de clara influencia del "Seven" de David Fincher, como tantos y tantos directores que utilizan esa oscuridad para crear desasosiego y angustia. También es de agradecer el trabajo con los actores, usando buenos intérpretes con papeles bien desarrollados y de cierta complejidad. Si en "Sinister" acaparaba el peso Ethan Hawke, aquí el protagonista es Eric Bana pero bien secundado por Edgar Ramirez, Olivia Munn y un estupendo villano como Sean Harris. Se agradece el intentar plantear seres que puedan resultar creíbles o no meros estereotipos del cine de "sustos". Por lo tanto, en lo que respecta a la elaboración de personajes, el guión del propio Derrickson y Paul Harris Boardman es muy correcto, aunque la trama "a caballo" entre el thriller policíaco y los filmes de demonios y exorcismos, resulta algo visto con anterioridad y aporta poca sorpresa, con su colección de golpes de sonido para provocar el grito inmediato.
La historia avanza con lentitud, explicando cada secuencia para que no quede ningún "cabo suelto" y con bastantes planos sugerentes y muy bien rodados e hilados. En esto, sin llegar a la perfección de James Wan, se nota que Scott Derrickson intenta aportar un "soplo de aire fresco" en el cine de horror. De ahí que su duración sea de casi dos horas, cosa muy poco habitual en este tipo de producciones y que "Sinister" compartía. El correcto montaje y música original de Jason Hellmann y Christopher Young también ayuda, junto a las canciones de The Doors, escogidas para crear desasosiego.
Entretenida, aunque a cierto público le parecerá demasiado discursiva, y bien rodada, hacen de "Líbranos del mal", con todos sus defectos, una interesante propuesta para pasar un buen/mal rato en el cine, aunque el terror no sea constante y lo que sí sintamos es una atmósfera malsana y muy apropiada.
Porque como expliqué en el encabezamiento, soy un enamorado de este género y en cuanto puedo visualizo cualquier novedad o clásico que puedo. Todo cinéfilo tiene sus pequeños "placeres secretos", películas denostadas por la mayoría y en muchos casos con razón pero que uno no entiende por qué, consiguen el difícil reto de hacerlo pasar muy bien. Como indicaba Nanni Moretti en el segundo capítulo de "Caro diario" conozco graves intelectuales a los que les encantan los programas del "corazón. Como a mi me sucede con el cine de terror, y especialmente con el "gore", si es italiano de los ochenta mejor. Puedo entender que casi nadie entienda mi amor incondicional a tipos tan "repugnantes y repulsivos" como Lucio Fulci, Joe D´Amato o Umberto Lenzi, más comprensible puede ser Dario Argento, Mario Bava o Ruggero Deodato, pero en muchas tardes de aburrimiento no se me ocurre mejor para superar el hastío que volver a ver esas subproducciones de ínfimo presupuesto, guión y labor actoral pero que me hacen muy feliz. ¡Vaya que sí!.
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