martes, 4 de noviembre de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "DRÁCULA, LA LEYENDA JAMÁS CONTADA"

Dentro de la moda de las precuelas, hay que sumar esta nueva aproximación al personaje creado por la pluma victoriana de Bram Stoker, del que la fama, para que negarlo, más que de la novela llega por las diferentes versiones, más o menos libres que se han hecho para la pantalla grande.
Esta, la verdad sea dicha, no pasará a los anales del cine, como ha ocurrido desde el de Tod Browning que encumbró a Bela Lugosi, el expresionista de Murnau, los fantásticos de la Hammer con Christopher Lee y Peter Cushing, hasta los más recientes de Herzog o Coppola.
Y no pasará a la historia por la propia historia, ya que para el debut como realizador de Gary Shore es un proyecto supeditado a los efectos visuales y aunque se nos intente contar una narración clásica, a cargo de los también debutantes Matt Sazama y Burk Sharpless, no se consigue nada más que mucho movimiento de cámara sin sentido, mucha pantalla azul en un guión que pienso que en manos de otro director podría haber resultado más interesante, pues reitero que la historia tiene enjundia y buenos momentos, pero poco se puede hacer cuando la idea de puesta en escena es rodar de forma epiléptica y con los efectos como principales protagonistas de la cinta.
Para ello el encargado de la edición es un especialista del cine de acción como Richard Pearson que de forma mecánica lleva los movimientos espasmódicos de la cámara. Otro especialista en este género como John Schwartman es el encargado de la fotografía y Ramin Djawadi compone una banda sonora que me recuerda bastante a la de "Juego de tronos", aunque, me vuelvo a reiterar el protagonista técnico es el departamento de efectos visuales, ayudados por los de sonido, tanto en efectos como en montaje.
Los actores son meras comparsas, encabezados por el limitado Luke Evans, del que ya hablamos en la segunda entrega de "El hobbit", la enigmática Sarah Gadon, muy desaprovechada y nada que ver con su hipnótico papel en "Enemy" o Charles Dance, de irreconocible vampiro. El resto de secundarios da la impresión de que transitan por ahí sin roles demasiado definidos y al servicio de las batallas, las escenas de acción y los CGI.
Parece que esta moda de las precuelas de momento no tiene fin y aunque algunas son bastante aceptables como "El origen del planeta de los simios" y su continuación, los "X men" y las nuevas aventuras de "Star Trek", buena parte de ellas son solo refritos del original y sinsentidos que buscan una taquilla segura, aprovechando el filón de personajes conocidos, como sucede en la reciente "Annabelle". Como ya he dicho en alguna otra ocasión, pienso que esto viene provocado por la piratería, ya que no queda más remedio que ofrecer productos muy aparatosos que se deban disfrutar en el cine y no por medio de una descarga ilegal en mucho peores condiciones, pues he escuchado en repetidas ocasiones una frase que me molesta horrores: "-Esa película es para descargar, no para ver en el cine-". Algún día la gente se dará cuenta el robo que supone la piratería. Imagino que esto se debe a no considerar el cine, la música o la literatura como un trabajo y con razones tan peregrinas como la obligación de la cultura gratuita llegan a justificar un daño a una industria como cualquier otra. O con la obligación del alimento obligatorio ¿la "masa social" roba en panaderías y tiendas de alimentación?. Claro, el panadero tiene un trabajo digno y el músico, el escritor o el cineasta hace algo que le gusta y debe ser considerado mero pasatiempo.


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