jueves, 5 de marzo de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE "LA MUJER DE NEGRO: EL ÁNGEL DE LA MUERTE"

A nuestras pantallas llega una película que, en mi caso, es de obligada visión y lo más sorprendente es que no se trata del director, la razón más importante cuando voy al cine, ni de ninguno de sus actores, ni siquiera de algún técnico. Lo que me lleva a ver esta continuación es su productora.
Y es que para los amantes del cine de terror hablar de la Hammer, es mentar a una de las grandes productoras de este género, que durante los sesenta y los setenta crearon un universo propio, con sus ambientaciones góticas, su ritmo envolvente y todo un cuadro tenebroso donde se desenvolvían una serie de personajes desde el Drácula Y Van Helsing de Christopher Lee y Peter Cushing, a joyas como "Las manos del destripador" de Peter Sasdy, que junto con los Terence Fisher o Freddie Francis han dado tantas y tantas horas de satisfacción en mi vida cinéfila.

Ahora intentan reverdecer viejos laureles, primero con el correcto remake de "Déjame entrar" a la que siguió la interesante "La mujer de negro" que aprovechaba la presencia del protagonista de Harry Potter, Daniel Radcliffe para crear una historia desasosegadora, con una ambientación de lo mejor que se ha visto en los últimos años y malsana como pocas, pues las víctimas del espíritu infernal eran niños que morían de forma horrible, suicidándose en grupo, quemados vivos o arrollados por un tren. Una cuento de fantasmas clásico rodado con gran eficacia por James Watkins.
Aquí trasladan la acción sesenta años después, en plena Segunda Guerra Mundial, donde un grupo de escolares escapan de los bombardeos de Londres para resguardarse en la campiña, sin saber que un mal mayor les espera. Junto a los chavales, la directora del colegio y una maestra, que pronto entabla amistad y un enorme flirteo con un piloto de la RAF. Ellos serán los encargados de que la maldición de "La mujer de negro" no siga eliminando pequeños infantes.
En mi opinión, no está a la altura de la primera parte, pues abusa en demasía de los sustos mediante el truco de subir el volumen y el argumento no consigue estar tan bien enlazado como en la primera parte, pero aun así y a pesar de las horrendas críticas por parte de un sector que suele vilipendiar el cine de horror, es un producto más que digno y muy superior a un buen número de largometrajes de terror filmados en la actualidad. No llega a los límites de excelencia de la última genialidad sobre casas encantadas como es "Expediente Warren" pero se deja ver. Una forma de narrar que mezcla el terror gótico victoriano, con un claro antecedente en la fantástica novela "Otra vuelta de tuerca" de Henry James mezclado con el más actual terror japonés, con manos espantosas que aparecen por las paredes para desaparecer, sombras imposibles y espectros que bien pueden resultar humanos o monstruosos según convenga, ávidos de su justa venganza por un hecho pasado como en ese claro exponente que es la obra maestra de Hideo Nakata "The ring: el círculo", de la que por cierto se hizo un maravilloso remake, dirigido por Gore Verbinski y con una estupenda Naomi Watts.
El encargado del proyecto Tom Harper, mantiene las constantes de la primera parte, las densas nieblas, la sensación de aislamiento y toda la ambientación, consiguiendo algunas mejoras, como más misterio en las escenas diurnas y variaciones de espacios respecto a la primera parte, como la mansión, mucho menos gótica y mas derruida, lo que une a la trama bélica, igual que el pueblo, abandonado a su suerte y sin casi nadie entre sus derruidas casas. Por lo tanto buen trabajo de fotografía de George Steel, como en la banda sonora de Marco Beltrami, un especialista en cine de acción, fantástico y terror, junto con el destacado trabajo de dirección artística, que como es óbice es uno de los puntos más cuidados de la producción.
Corren nuevos tiempos para la Hammer, que sin dejar su clasicismo, intenta adaptarse al terror nipón de estos años donde la unión de oriente y occidente es cada vez más clara, incluso con temas tan locales como los samuráis, que fueron adaptados por John Sturges o Sergio Leone, y si no que se lo pregunten a Juan Manuel Corral, autor del imprescindible "Cine de samuráis: Bushido y chambara en la gran pantalla" de la reciente y muy recomendable editorial Líneas Paralelas.


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