martes, 31 de marzo de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE "LA CIUDAD DE PARÍS"

En esta primera entrada del 2015 dedicada a una ciudad, he elegido la más que posible más visitada del mundo. Una metrópoli que siempre me ha fascinado por sus múltiples atractivos. Se trata de París, "la ciudad del amor", aunque para mi es "la ciudad de las luces".
Y es que tengo muy claro que parte de mis lecturas y algunas de las películas que más me han impresionado, transcurren entre sus calles. Toda una amalgama de diferentes artes que se citan en cada arrodisement, en cada barrio.

Desde los Jardines de Luxemburgo donde sucede buena parte de "Un amor de Swan", primer volumen de "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, el cine de Francois Truffaut o monumentos como la Sainte Chapelle, por citar lugares emblemáticos tratados en esta bitácora, me llevan a una vida que siempre he soñado, entre lo culto y lo canalla, lo aristocrático y lo rebelde, la margen izquierda y la derecha del Sena, pues he crecido soñando con mayo del 68, mezclado con "La educación sentimental" de Flaubert, Notre Dame o el Sacre Couer con la Bastilla como símbolo y la "Rive gauche" y Montmartre como imaginario de una vida que no he vivido.
Amo muchos rincones de esta ciudad, desde los Jardines de Luxemburgo, pasando por el Barrio Latino y la famosa librería Shakespeare & Co hasta la sordidez de diseño de Pigalle y el Boulevard de Clichy. Todo me resulta familiar y conocido, gracias a las muchas lecturas que me han aportado una visión de como ha crecido y lasdiferentes etapas por las que ha pasado París. Como si hubiese crecido en ella pero sin haber vivido, pues nunca he pasado de ser un turista. No se si accidental, pero turista al fin y al cabo.
Imagino que el lector de esta bitácora, habrá observado mi tendencia a la nostalgia, vivida o no, algo así como la "saudade" portuguesa, aunque cambiando cualquier río por el Sena. Pero es muy difícil sustraerse de todo ese componente visitando el Museo Rodin o muchos de los cuadros impresionistas del Orsay, que me encanta ver cuando abren y todavía no hemos llegado los turistas en masa, acercándose a los cuadros para ver no se que cosa pero no dejar admirar la grandiosidad de Renoir, Degas, Van Gogh o Cezanne. Y que decir de los Bateaux Mouches y su idílico paseo entre los puentes, donde destaca, por lo menos para mi, el Pont Neuf, que tan bien reflejó Leos Carax en su inolvidable película con Juliette Binoche.
Seguiré gozando de todo su esplendor siempre que vuelva en una capital que es más que un lugar por donde andar, un escenario dentro de mi imaginario, donde al pasear dialogo con Cortazar, Henry Miller, Eric Rohmer o Toulouse Lautrec. Y así entre vinos, fondues, gallettes y ese estilo tan característico puedo decir que amo este lugar y que lo siento como algo mío, aunque no lo sea. Algo parecido a lo que le sucedió al Owen Wilson de "Midnight in Paris", la última gran obra de Woody Allen. Está claro que como dijo cierto gobernante "Paris bien vale una misa"

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