CONSIDERACIONES SOBRE "WHIPLASH"
Por esas extrañas razones que a uno a veces se le escapan, todavía no había visto esta magistral película, que unas cuantas personas de cuyo criterio me fío me habían recomendado. Tarde o temprano había que resolver este desatino y la verdad es que estamos ante una de las mejores películas del año pasado.
Y añadiría más, pues entre las nominadas, pienso que podría ser mi favorita, pues a pesar de que también me interesó mucho el despliegue visual de Wes Anderson en "El Gran Hotel Budapest", "Whiplash" ha sido la que más ha colmado mis expectativas.
Basado en su propio cortometraje, el paso al largo de Damien Chazelle no ha podido ser más acertado, pues ha creado una cinta intensa, prodigiosa y de una tensión dramática nada sencilla de ver en una producción actual. Un compendio de buen hacer, muy marcado por un excelente guion, obra del propio Chapelle y un duelo interpretativo de los que hacen época entre Miles Teller, un actor del que apenas sabía nada y un secundario de lujo como J.K. Simmons, que aquí interpreta al mejor personaje de su larga carrera, un profesor tiránico y agresivo que no duda en utilizar cualquier método en aras de la perfección. un más que merecido Oscar a la mejor interpretación de reparto ha coronado su hipnótico Fletcher. A ese galardón hay que sumar los justos premios a la mejor edición de sonido y al excepcional montaje del desconocido Tom Cross, que viendo lo que ha conseguido en la última secuencia del film habrá que seguir la pista. Las mismas estatuillas de la vencedora a la mejor película "Birdman", pero en mi modesta opinión, no puede haber comparación entre un producto pretencioso y vacío y esta historia tan amoral como politícamente incorrecta.
La historia narra el intento de superación de un joven batería, al entrar en una prestigiosa escuela de música estadounidense y encontrarse con un docente despótico, que no duda en humillar a sus alumnos buscando la perfección. Un tema que me interesa bastante este de la educación, pues si bien es cierto que no voy a defender una conducta demasiado agresiva como la del director Fletcher. un hombre que no duda en usar métodos de trabajo radicales que vulneran los derechos más elementales del estudiante pero que acaban por potenciar las virtudes de los aspirantes a músicos. Pues esta es la razón en sí del mundo académico. el maestro debe enseñar los conceptos que requiere su materia, sin entrar en otros puntos morales o fuera de la transmisión de conocimiento. Nunca podré entender esta nueva enseñanza donde se sitúa en el mismo nivel a las dos partes, al que enseña y al que aprende. Así es difícil que se pueda lograr la excelencia y el pensar por uno mismo, punto fundamental en las dictaduras, pues uno de los recursos usados es el rebajar el nivel educativo hasta cotas donde se consiga que el alumno crea que sabe algo, cuando entiende lo justo para conseguir su voto (en las democracias) o su fe ciega (en dictaduras). Medidas que me recuerdan, y mucho, a las que se aplican en España desde la muerte de Franco, cambiando de forma constante, el plan de estudios, relajando las asignaturas y plagando de buenismo nuestras aulas. Hay bastante gente que conozco que defiende este postulado, pues llevando a cotas insignificantes los estudios, se consigue un nivel de aprobados mayor, tanto en la secundaria como en los estudios superiores pero con el difícil "handicap" de conseguir colocar a toda esa masa en el mercado laboral, lo cual es improbable y al final solo queda o la emigración a otro país o acabar en un puesto por debajo de la titulación. parece claro que con los métodos de Fletcher, casi ningún integrante de su "Big band" conseguirá aguantar pero el que salga graduado será un excepcional ejecutante, cuando no un genio del jazz.
Mucho me ha hecho pensar esta magistal película, pues incluso tras su antológico final, no me queda claro, si el propio Chapelle defiende el brutal método, muy en la órbita de Maquiavelo sobre "El fin justifica los medios". No tengo claro si lo que me ha gustado más es lo que se dice o como se dice, pues desde el punto de vista formal es de un talento descomunal pero su estructura narrativa es ambigüa y muy lejos de las mentes bienpensantes, pues lo que vemos es un canto al individualismo, a la competición y a pisotear cualquier valor en busca de lograr ser mejores en nuestro trabajo, aunque este sea artístico. y todo esto, presentando a un hombre cruel y despiadado como un ser interesante y con mucho magnetismo. confío en que Chapelle no sea "flor de un día", pues estamos ante un prometedor director de cine. Tiempo al tiempo.
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