miércoles, 30 de octubre de 2013
CONSIDERACIONES SOBRE "TRATTORIA DA SALVO"
En esta sección gastronómica, hoy nos vamos de viaje. Concretamente a Sicilia y a la curiosa ciudad de Palermo, donde disfrutar de una trattoria cuanto menos especial. Una cena con el pescado y el marisco fresco como protagonista, en un barrio con personalidad. Decadente, como buena parte de la ciudad.He elegido esta Trattoria Da Salvo entre unas cuantas opciones, pues probé unos exquisitos Spaghetti Lido, con berenjena y pez espada en la gran Trattoria Supra i Mura, en el interior del Mercado Da Capo u otra buena cena en la Trattoria Peppino, justo enfrente de la que nos ocupa, pero Salvo, con sus curiosos aditamentos culinarios y su encantadora ubicación, se ganó mi corazón.
El local se encuentra en la calle Torremuzza, muy cerca de la famosa Piazza della Kalsa, en las inmediacciones del puerto. Sitio sencillo, con sus mesas en la calle y los cocineros haciendo el pescado a la plancha en las parrillas exteriores. Ni que decir tiene que los peces se encuentran expuestos a su lado y se puede comprobar como es fresco. Lo cual me alegra bastante.
El menú fue maridado por vino blanco siciliano, algo ácido y presentado en su frasca pero que cumplió su labor de forma admirable. Aunque aquí tengo que admitir que esta isla italiana posee un estupenda uva tinta como es la Nero D´Avola que desde esta bitácora recomiendo.
Pues tras sentarnos a la mesa, nos sorprendieron con una enorme bandeja de mejillones, algo pequeños pero muy ricos, cocinados en una salsa espesa verde, con vino, perejil y harina. Un antipasto notable con el que vimos que la comida iba a ir por buen camino. No pudimos pedir los famosos spaghetti ai ricci (con erizos), ya que se encontraba el Mar Tirreno en cierre biológico, por lo que habrá que resarcirse en otra ocasión, por lo que optamos por los no menos interesante pasta con vongole (almejas), que nos sirvieron con una salsa muy similar a la de la cocción de los mejillones, algo aceitosa y con un ingrediente que nos sorprendió sobremanera, pues llevaban un toque de canela. A pesar de lo que se pueda pensar "a priori", su sabor era delicioso y esa mezcla de perejil, canela y la salsa de cocción de los bivalvos era cuanto menos original y de potente sabor. Acompañaban a los mejillones, una ensalada bastante especiada, en la que destacaba el tomate, las maravillosas aceitunas y unas potentes anchoas en conserva.
Tras el festín de la pasta con vongole y disfrutando todavía el sabor de los moluscos lamilibranquios, llegaba el plato estrella; una buena fuente de pescado a la brasa, en la parrillas antes descritas. Y no es de extrañar, pues si por algo se caracteriza la cocina siciliana es por el consumo de diferentes tipos de animales marinos. Por ello sin perder sus raices italianas, así los spaghetti, tallarines, macarrones o pizzas se combinan con diferentes productos del mar. Como ejemplo, comí un delicioso rissoto frutti di mare, con almejas, mejillones y pulpitos que me encantó.
Pero volvamos al braseado. Este constaba de unas doradas, en muy buen punto de sal y de buen sabor, unos camarones de buen tamaño y textura muy apetecible, una jibia deliciosa y que poco tiene que envidiar a nuestras buenísimas sepias, tengo que reconocer que tengo una especial predilección por los cefalópodos, y como remate el plato estrella en Palermo, y por extensión en casi todas las zonas costeras sicilianas, el pez espada. Éste podemos encontrarlo en todas las pescaderías del Mercado de la Vucciria, con su cabeza presidiendo el mostrador. Como puede suponer el lector, todas las virtudes del pescado azul se citan en su carne compacta, poderosa y deliciosa. Un pecado al alcance de todos los mortales.
Los postres más llamativos en la isla son la cassata, un bizcocho de mazapán y ricotta (requesón) y el cannolo, un tubo de masa magnífico relleno de riccota. Una delicia de la que me he hecho seguidor.
Una ciudad como Palermo ofrece buenos productos, y lo mejor, a buenos precios. Entre Catedral, Teatro Massimo, Vucciria, cervezas Moretti y Forst, uno puede disfrutar de un buen ambiente y unos preciosos días. Además el tiempo acompañó, a pesar de ser mediados de octubre, y la compañía era complicado mejorarla, pues ¿qué más se puede pedir?.
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