lunes, 20 de enero de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "EL LOBO DE WALL STREET"

Que Martin Scorsese es uno de los grandes "totems" de Hollywood, creo que no lo discute casi nadie. En mi caso, su nombre ya es de por si el suficiente reclamo para obligarme a pasar por taquilla con cada estreno. La mayoría de las veces no me defrauda, unas veces solo me entretiene como en "Shutter island", "Gangs of New York" o "Kundum" y en otras disfruto una barbaridad como en "Uno de los nuestros", "Jo, que noche" o "Casino". Esta que nos ocupa tiene bastante de estos tres títulos e intentaré explicar el por qué.
He preferido quedarme con esas tres películas, pues encuentro éste "El lobo de Wall Street" como un híbrido de ellas, ¡con todo lo que significa eso!. Esta historia de tiburones de las finanzas, agentes y brokers de bolsa es muy curiosa, pues los personajes son tratados como auténticos "gangsters" y mafiosos y sus reacciones desde la mitad del film, apunta a ello.
Y claro, Scorsese suele acertar siempre que trata el tema de los delincuentes, bandas y mafiosos diversos, como sucedía también en "Infiltrados". La narración con ese amor desmedido al lujo, al exceso de drogas, al sexo descontrolado, la avaricia y mezquindad recuerda bastante, sobre todo, a "Casino", pero su principal virtud es que a pesar de que lo que cuenta es muy interesante, lo mejor es como lo cuenta, pues como "Casino", esta también dura tres horas, pero su ritmo es un frenesí continuo, sin un solo descanso y sin aburrir jamás. Y todo, gracias a mantener el tono visual de "Jo, que noche", una de las mejores comedias de los ochenta, con el que el delirio y la sensación de auténtica locura convierten a "El lobo de Wall Street" en otra pequeña joya.
Un montaje que consigue transmitir todo el mensaje sobre ambición desmedida con innumerables alivios cómicos y, como dije antes, un ritmo narrativo al alcance de muy pocos directores, a cargo de la impresionante Thelma Schoonmaker, auténtica mano derecha de Scorsese en la edición. no en vano, ha trabajado en casi todos los rodajes del neoyorkino desde "Toro salvaje".
Otro acierto es utilizar la figura del narrador en primera persona, pues se convierte en bastante sencillo identificarse con unos personajes muy difíciles de resultar simpáticos, como sucedía en "Casino", con la que por cierto, también mantiene un final similar. Grandísimo guión, que firma Terence Winter, un señor que tiene entre sus trabajos bastantes episodios de "Los soprano" o "Boardwalk Empire". Así se empieza a entender el resultado final.
El resto de la parte técnica es muy buena, empezando por la fotografía del colaborador de González Iñárritu, Rodrigo Prieto, el vestuario de Sandy Powell hasta llegar a una banda sonora llena de estupendas canciones, a la altura del uso magistral utilizado en "Uno de los nuestros".
Entre los actores destaca sobremanera un muy buen Leonardo Di Caprio, con una forma de interpretar que recuerda mucho a la de Jack Nicholson pero donde el histrionismo conjuga maravillosamente con el taimado y ridículo Jordan Belfort y unos cuántos secundarios, muy sobreactuados como requieren sus caracterzaciones, encabezados por Jonah Hill, muy justa su nominación al Oscar y donde aparecen Mathew Mc Conaughey, esta vez correcto, el televisivo John Benthal y como contrapunto de seriedad ante tanto "pasado" un buen Kyle Chandler, como agente del FBI y la guapísima y desconocida Margot Robbie, haciendo de Sharon Stone en "Casino", aunque hay que reconocer que con peor fortuna.
Bien, parece claro que Scorsese ha vuelto a acertar. Otra extraordinaria cinta, para sumar a su colección de grandes genialidades que comenzaría con "Malas calles" pero que continua con "Taxi driver", "Toro salvaje", "New York, New York", "El último vals", "Jo, que noche", "La edad de la inocencia", "Uno de los nuestros" o "Casino" , y eso solo hablando de las obras maestras, no hablo de "El color del dinero", "Infiltrados", "Alicia ya no vive aquí", "la invención de Hugo" o "El cabo del miedo". Pienso que con los años se revalorizará "El lobo de Wall Street. Tiempo al tiempo.

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