domingo, 8 de junio de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "VIVA LA LIBERTÁ"

Comedía satírica italiana sobre los políticos y la política, que si en España está bastante denostada, tres cuartos de lo mismo sucede en el país transalpino, pero más que sus virtudes y defectos cinematográficos, he descubierto otras lecturas más interesantes.
La dirige el desconocido, por lo menos en España, Roberto Andó e intenta construir una comedia con mucho tinte satírico, sobre el líder de la oposición en Italia, entendemos que de izquierda, que por una depresión lo deja todo y huye a París y el aparato del partido desesperado, acabará suplantándole por su gemelo idéntico con trastorno bipolar. La astracanada llega en el momento en que el trastornado conecta mejor con el electorado que el rígido político.

Nada nuevo, ya hemos visto la historia de un sustituto que mejora al original varias veces, con mejor o peor fortuna, "Bienvenido Mr. Chance" o "Dave", y esta no aporta demasiado, aunque se lleva bien y resulta bastante entretenida, gracias a un guión, que firma el propio Roberto Andó junto a Angelo Pasquini, muy medido y ligero porque tampoco se ven demasiadas pretensiones y la burla acaba siendo de humor blanco. Como apenas supera la hora y media, se acaba viendo con agrado y se perdonan sus defectos sin ningún tipo de problema.
No está, en absoluto, mal rodada y Roberto Andó intenta llevar con brío y buen tino su farsa, merced a una puesta en escena muy basada en los dos personajes principales,tema en el que entraré en unas líneas. Acertado montaje paralelo de Clelio Benevento, fotografía bastante clara y nítida, lo cual es de agradecer con la oscuridad que predomina en el cine actual, de Maurizio Calvesi y una banda sonora donde predomina la obertura de "La forza del destino" de Verdi, lo que le confiere ese tono de opereta, que pienso busca su realizador.
Sobre los actores, todo el reparto se supedita a la brillante interpretación de Toni Servillo, el mítico Jep Gambardella de esa genialidad que es "La gran belleza" y que imagino, que buena parte de culpa tiene de su estreno en España. Aquí encarna a los dos hermanos gemelos y vuelve a dar otro curso de recursos actorales, demostrando ser, si no el mejor, uno de los más importantes intérpretes italianos en la actualidad. Los secundarios cumplen, con unos estupendos Valerio Mastrandea, la deliciosa Valeria Bruni- Tedeschi, a la que había perdido la pista hace un tiempo o Michela Cescon. Pero lo grande, es el desdoblamiento de personajes de Servillo, que sin caracterizar sabemos quien es quien, como hace poco ponderábamos la actuación de Jake Gyllenhaal en "Enemy" o la de Jeremy Irons en el "Inseparables" de Cronemberg. Él hace posible, una buena parte de las expectativas cumplidas de este film.
Eso si, lo que me ha dejado perplejo es la idea de la política que tiene la producción, pues es verdad que los gobernantes se encuentran en unos límites de descrédito como jamás se podía imaginar, buena parte de la culpa la tiene la crisis y el propio tejido de la sociedad, pues nuestros "elegidos" no son más que una extensión del cuerpo de la ciudadanía y ante la poca madurez del electorado es normal que surjan todo tipo de "salvapatrias" y populismos de diferentes pelajes, que mientras nos ofrecen la salvación, apelando a nuestros sentimientos más hondos y combatir el estado, ofreciendo como solución otorgar más poderes al estado, que lógicamente controlarán ellos y sus allegados. Aquí el deprimido opositor se ve en esa situación por responsabilidad y estar controlado por el aparato del partido y el "nuevo gurú", que le da igual todo, irse cuando le place, bailar un tango con Angela Merkel o solucionarlo con un discurso carente de contenido pero que apela a los más nobles sentimientos de su electorado, con lo que da igual lo que diga sino como lo diga. Algo similar a lo que ocurre en España, con gente de buena voluntad y buena fe, engañados por el primer tipo, catapultado por los medios de comunicación que hable bien y se intente separar del resto de la partitocracía. No creo que sea la solución, pero el camino por nuestra libertad no tiene por qué ser sencillo, pero lo que si tengo claro que el primer paso es conseguir que el estado nos controle lo mínimo posible. Y cuando digo estado, quiero decir todos, sean de izquierda, derecha o centro. Nunca he querido que me traten como un padre a un hijo, regalando dádivas y otros menesteres. Ya soy lo suficientemente adulto para razonar por si mismo, aunque es sencillo caer en la tentación de que nos den todo, sin hacer nada a cambio. Es el principio del fascismo, el comunismo o los actuales populismos de izquierda y derecha y el final del ciudadano y la libertad.

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