CONSIDERACIONES SOBRE "X-MEN. DÍAS DEL FUTURO PASADO"

Quinta película de la saga, pues elimino los dos "spin off" de Lobezno, y una de las más dinámicas de todas las rodadas, aunque hay que reconocer que todas mantienen un excelente nivel y sea de todas las franquicias de Marvel, la que mejor resultado artístico esté dando.

Ya que salvo "La decisión final" que flojeaba más, el resto son de una consistencia maravillosa y a las buenas sensaciones creadas con la anterior "Primera generación", se corroboran con un ejemplo de rodar un "blockbuster" entretenido, con mucho ritmo y diversión, sin tratarnos como a tiernos infantes, con una puesta en escena sólida.

Y estaba claro, que ante el alambicado guión de Simon Kinberg, autor de "La decisión final" y productor de "Primera generación", todo un "caramelito" apetecible, era el momento para que volviera a la dirección Bryan Singer, que estuvo al frente de las dos primeras partes y escribió "Primera generación".

Singer ha tenido una carrera llena de altibajos con grandes títulos, los dos referidos de la saga o la genial "Sospechosos habituales" con fiascos, en mayor o menor medida, del tipo "Superman returns" o "Jack: el cazagigantes". En esta que acontece, mantiene una gran dirección en sus casi dos horas y cuarto, sobre todo en la parte del pasado, demostrando ser un especialista en el cine de acción pero intentando que los efectos especiales se integren en la narración y no sean los absolutos protagonistas. Y creo que lo consigue.

El guión es muy ambicioso al contar un mundo apocalíptico donde los humanos están siendo esclavizados por unos robots inteligentes llamados centinelas, que además están acabando con los mutantes y para prevenir tamaño desastre, envían a Lobezno a la década de los 70 para impedir el hecho que desembocará los acontecimientos y unir en la lucha a los antagónicos Charles Xavier y Magneto. Con esto se consigue que el absoluto protagonista sea Hugh Jackman con su Lobezno que es el nexo de unión entre las dos épocas, aunque el brillo sea para la terna conformada por James Mc Avoy, que vuelve a interpretar a Charles Xavier de joven y que consigue "sacar a flote" su complicado papel y no ser devorado, como en la anterior película de la serie, por la arrolladora presencia y la capacidad actoral, de Michael Fassbender, que vuelve a dar otro curso de facilidad para el oficio de actor y una Jennifer Lawrence, a la que no termino de "encontrar el punto", aunque sea la nueva novia de América.

La lástima es que por el tipo de narración queden relegados a un segundo plano Patrick Stewart, Ian Mc Kellen, Ellen Page y ante todo Halle Berry. es el único pero que se puede poner a la producción, pues incluso el personaje de Peter Dinklage, el célebre Tyrion Lannister de "Juego de Tronos", consigue una poderosa interpretación. Y me alegra, pues a pesar de ser un enano, o persona con acondroplasia según los estándares de lo políticamente correcto, no hacen hincapié en ello y en un personaje más que podría ser interpretado por cualquier actor. Un 10 para Singer. Esto si es luchar por la normalización y no, cambiar el lenguaje para no ofender.

Como uno se puede hacer idea, todos los aspectos técnicos del film están muy conseguidos y, por esta vez, no voy a ahondar en ellos, aunque si que quiero detenerme en una secuencia absolutamente sensacional que tiene como protagonista a Quicksilver, que homenajea a Matrix y que es de lo mejor que he visto en muchos años de aventuras de superhéroes.
Porque debo reconocerlo. Me encantan este tipo de cine, tengo mi "puntito friki". Y en una de las mejores conversaciones del verano pasado, en la portuguesa playa de Tavira, con una auténtica enciclopedia femenina de lo fantástico y la ciencia ficción, llegué a la conclusión, que si tuviera que elegir algún superhéroe como referente, me quedo con Magneto, ya que aunque suelo preferir los villanos por su inteligencia, Magneto es volver a Maquiavelo y su "fin justifica los medios", pues todas sus acciones están encaminadas a buscar el bien común, en este caso de los mutantes, por lo que son actos políticos y a partir de ahí que cada uno saque sus propias conclusiones.