jueves, 25 de junio de 2015
CONSIDERACIONES SOBRE "ROSENDO (TORREJÓN DE ARDOZ 22-06-15)"
Aprovechando la breve visita a Madrid para ver a Kiss, este concierto sirvió de previo perfecto al espectáculo de los neoyorkinos al día siguiente. Y si hay algo por el que destaca la capital de España, y sus pueblos limítofes, es por la calidad de sus fiestas.
Y es que este concierto se enmarcaba dentro de las fiestas patronales de Torrejón de Ardoz. Y al ser un municipio con importante población, los conciertos dentro del programa de festejos eran gratuitos. Así que tras una obligada parada en el "666", "garito" metalero, donde nos trataron fenomenal y donde habíamos quedado con nuestro guía, y sin embargo amigo, David Galeote, al que dedico esta crónica, nos acercamos al recinto donde se albergan los directos.
Una enorme explanada asfaltada, por lo que no se traga polvo, con un escenario grande y un sonido adecuado y con las medidas de seguridad de un concierto "de pago", con su correspondiente cacheo en la entrada, diferentes miembros de seguridad en las salidas de emergencia y por poner un "pero" a la organización, pocos baños y situados en uno de los extremos, por lo que imposibilitaba a los situados en el lado contrario el acceso, ya que la concentración de gente era bastante numerosa. Está claro que Rosendo sigue atrayendo y su poder de convocatoria todavía se encuentra intacto. Y encima gratis, pues para los que vivimos en el sur, se antoja toda una entelequia, que alguien con la trayectoria del de Carabanchel, pueda actuar sin cobrar un euro. la última vez que estuvo en Cádiz fue el verano pasado en el festival "No sin música", donde a pesar de ser subvencionado por el ayuntamiento, se cobraba por el abono. Sobre si eso esta bien , mal o regular habría que matizar bastante, pues siempre he creído en la labor de los promotores, tipos que se juegan su dinero y que poco pueden competir ante municipios que sufragan el caché del artista, a fondo perdido, pues nada van a ganar con ello, salvo el ansiado puñado de votos.
Volviendo a Rosendo, es alucinante que alguien con 61 años, siga con esa vitalidad y energía, con su sempiterna Fender Stratocaster y esa forma de tocar, que demuestra la gran inspiración que ha sido en su carrera Rory Gallagher. Concierto de una hora y tres cuartos, que aparecía poco después de pasadas las once de la noche, hora oficial de inicio, por cierto, acompañado del bajista Rafa J. Vegas y el batería Mariano Montero, los encargados de dotar de la base rítmica necesaria y que demostraron buena complicidad con el líder de la banda.
Repertorio de menos a más, en los que en su primera parte repasó sus últimos discos, como el más reciente "Vergüenza torera", del 2013. Temas menos conocidos que parecía que no terminaban de calentar el ambiente, a pesar de cortes tan buenos como el tema homónimo, el "Mala vida" con el que comenzó, ¿De qué vas" o "¡Quincalla, o no!". La actuación subió enteros con la versión de "El tren" de Leño, "El ganador", dedicada a su barrio o "Cada día", para un final majestuoso con "Masculino singular", "Flojos de pantalón", "Pan de higo", "Agradecido", "¡Y dale!", "Navegando" y "Maneras de vivir". Lo que la gente espera de un concierto de Rosendo, sino se es un fan acérrimo.
Da gusto, volver a ese territorio de mi adolescencia, que han sido siempre las fiestas de pueblos y barrios y donde se basa buena parte de mi educación musical, pues era la única forma de poder asistir a los directos que me gustaban de forma masiva, pues en cuanto se marchaba el invierno, casi todas las semanas había alguna actuación por algún lado. Y así Moratalaz, Vallecas, La Elipa, Hortaleza, Aluche, el Centro o Colmenar Viejo, Miraflores, Soto del Real, Villalba o Tres Cantos han sido parte de mi vida. Con el tiempo, uno se da cuenta que han sido grandes años.
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