CONSIDERACIONES SOBRE "IDOL"
Comentaba en la anterior entrada dedicada a "Más allá de las montañas", lo extraño que es que se estrene una cinta asiática por estas latitudes del sur de España. El caso es que los dos primeros largometrajes de este caluroso mes de junio llevan la firma de este continente.
Si la anterior era de nacionalidad china esta es todavía más exótica pues su país de origen es un no país, pues pertenece a los Territorios Palestinos que hasta que la Comunidad Internacional, y en buena medida su propio gobierno, los termine por avalar siguen siendo un estado apátrida, como bien recuerdo que se denominaba uno de los personajes de "El año que vivimos peligrosamente" y ´con esta denominación consiguió su Globo de Oro y su nominación al Oscar hace años su responsable con la aclamada "Paradise Now", aunque con los años y la nominación de "Idol" ya cambió a, simplemente, Palestina.
El caso es que eliminando cualquier debate geopolítico es el tercer éxito de Hany Abu-Assad, el cineasta más célebre que ha dado la ciudad de Gaza, tras la antes referida "Paradise Now" y "Omar", ya que dirigió otro film en EE.UU. titulado "The Courier" que fracasó sin misericordia. Esta perdió el premio de la academia hollywoodiense frente a la húngara "El hijo de Saul" pero ha conseguido un éxito de público y un cierto prestigio internacional, con una fórmula de cine comercial plagado de sentimientos y en algún momento un exceso de almíbar y azúcar, evitando entrar en las complejas relaciones palestino- israelís con el maniqueísmo y la ira con la que suelen embestir las producciones occidentales, y más las españolas, con un punto de vista unívoco y plagado de antisemitismo y judeofobia, tanto por la izquierda como por la derecha. Abu- Assad que, sin duda, es el másreputado de los directores palestinos (entre otros motivos por poseer la ciudadanía israelí) compone una historia de superación, en la línea de "Slumdog millionaire", sobre el sorprendente ganador de la edición 2013 de "Arab idol", una especie de "Operación Triunfo" o "La Voz", programas que tengo que reconocer que aborrezco, ya que todos los cantantes que concursan suelen tener las mismas capacidades y la misma línea vocal, ídolos del pop, productos prefabricados y karaokes que nunca compondrán. Aún así no niego la repercusión que tienen estos "talent shows" y la capacidad de influir entre el espectador medio.
Interesante argumento, con bastantes partes inventadas, con dos claras partes diferenciadas, la primera los años de niñez, con la influencia de su hermana Noor en como perseguir su sueño y ya de adulto, luchando contra las dificultades y Gaza como prisión hasta llegar al éxito, el triunfo y la responsabilidad de convertirse en la voz de su pueblo. Narración eficaz del propio Abu- Assad junto a Sameh Zoabi centrada en el melodrama y en la lucha por conseguir su sueño ante las adversidades, que son muchas y de todo tipo, lo que determina el resultado final pues se ve con agrado pero se nota el exceso de sentimentalismo quedándose a medias. Lo mismo que sucede con la realización de Abu-Assad que no termina de convencer, ni como director de actores ni como puesta en escena, pues las escenas de archivo se notan en demasía, aunque consigue una solución acertada en la votación final del concurso.
Lo que sí me ha interesado en comprobar muchos de los dogmas europeos sobre el conflicto árabe- israelí se desmontan en un solo visionado y así el famoso "muro de la vergüenza", comparado al de Berlín no deja de ser una mera alambrada que sirve de frontera como la que puede haber en Melilla o Gibraltar. lo curioso es que las noticias siempre enfocan desde el único lugar en Jerusalén donde se levanta de hormigón, para proteger de los francotiradores a una urbanización cercana. Otro momento divertido es la conexión por Skype con un programa palestino y al tener problemas con un generador ardiendo, rápidamente culpan al gobierno de Israel como si hubiesen atentado contra los pobres muchachos, incluso aparecen los famosos túneles a Egipto que se niegan en occidente o las fuerzas de Hamás aparecen intimidantes en sus furgonetas y con sus armas, solo uniéndose a la multitud para ver las votaciones del concurso. En esas latitudes un programa de talentos se convierte en arma política y de propaganda, casi como las tertulias "supuestamente políticas" que se emiten en una buena parte de las televisiones españolas y que no pasan de "basura" con ese contenido... pero basura, al fin y al cabo.
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