viernes, 10 de junio de 2016


CONSIDERACIONES SOBRE "WARCRAFT, EL ORIGEN"

Hasta la fecha la gran mayoría de cintas basadas en videojuegos habían sido estremecedores fracasos, sobre todo en lo artístico, de las que se podrían salvar el "Silent hill" de Christopher Gans y, en menor medida, el primer "Resident Evil". El resto suelen ser largometrajes que no suelen gustar ni a los seguidores del juego ni al público en general.


Y ahora le toca al universo "Warcraft", juego que empezó a mediados de los noventa y que tiene una legión de seguidores por todo el orbe. Un juego de estrategia, al que jugué en alguna ocasión, basado en un mundo de fantasía con siete Reinos, humanos, magos, orcos, elfos, enanos y criaturas mitológicas. ¿A que le suena de algo?
Y ese es el principal problema de "Warcraft"; parece un refrito de "El señor de los anillos" y de todo el mundo creado por la pluma de Tolkien pero sin llegar a las cotas de grandeza del escritor británico. De hecho, uno que ya pasa de los cuarenta sigue jugando el rol, mejor dicho ha retomado esa costumbre, pues jugué hasta los veintipocos, aunque nunca demasiado y desde hace unos años tengo algunas partidas con mis amigos, casi todos gente que pasa de la treintena, sobre todo a "El anillo único" y "Mascarada". El caso es que el jugar al rol te da una visión sobre los planteamientos de un videojuego basados en la estrategia y la comunidad en sus adaptaciones al cine. Más, incluso, que los libros, si bien estos son el pilar esencial sobre el que se sustenta el edificio y la clave para desarrollar las diferentes campañas, que en el caso de Tolkien en "El señor de los anillos" es bestial, con un lujo por el detalle y la narración espectaculares, con idiomas inventados, todo tipo de personajes y que a pesar de la saturación de tramas, razas y criaturas está bien escrito, enlazado y acaba siendo comprensible para casi cualquier lector, cosa que por ejemplo no ocurre con "Canción de hielo y fuego" de George R.R. Martin, más alambicado, peor escrito y con algunas lagunas y olvidos en situaciones y personajes cruciales. "World of Warcraft" al no tener ese poso literario solo se centraba en una historia interesante y ya conocida por los seguidores del fantástico y la jugabilidad del programa, con sus estrategias y ataques que nunca sabes como pueden acabar.
Todo esta introducción viene al caso, ya que se nota que su director Duncan Jones, hijo de David Bowie es fiel seguidor de la saga y ha intentado ser fiel pero basándose en el idioma cinematográfico, por lo que creo que va a resultar más accesible al público general que otros títulos similares. Y en ello veo una honestidad que agradezco, ya que "Warcraft" es simple entretenimiento palomitero con una duración adecuada, ya que son dos horas escasas de metraje y basados en los efectos especiales, que por cierto son espectaculares, sobre todo los de magia, ya que parecen los mismos vistos en los juegos fantásticos.
Eficaz y correcta, bien llevada desde el inicio hasta el fin y donde apenas se puede destacar nada, ya que el conjunto está supeditado a los efectos visuales, ni la banda sonora del compositor de la serie "Juego de tronos", Ramin Djawadi o el también televisivo Travis Fimmel, el Ragnar Lothbrok de "Vikingos", el resto del reparto o los técnicos, encabezados por el especialista en estas lides Simon Duggan o el editor Paul Hirsch que monta él solo toda la película, cosa extraña en este tipo de superproducciones donde casi siempre aparecen por los menos dos nombres. Nadie debería pedir a "Warcraft" más de lo que ofrece y así se podrá disfrutar más. y si es en 3D como la vi yo, mejor, aunque no sea comparable a otras películas en este formato.

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