CONSIDERACIONES SOBRE "JACK EL CAZA GIGANTES"
La última manía de Hollywood de crear remakes, precuelas o adaptaciones modernizadas de cuentos clásicos va a acabar con más de uno. En esta ocasión, le toca el turno al famoso cuento de hadas de Hans Christian Andersen, titulado "Las habichuelas mágicas" y algún sorprendido dudará de mi valoración, pero es curioso que en estos momentos este filme comparta cartel con otra historia del mismo autor, como es "Hansel y Gretel" y la precuela del mago de Oz, de la que ya hablé en otra entrada hace bien poco.
Esta versión renovada la dirige un realizador bastante interesante como es Bryan Singer, autor de esa absoluta joya llamada "Sospechosos habituales" y que puede presumir de tener en su curriculum vitae, taquillazos tan interesantes como las dos primeras partes de "X men", la última revisión de Superman o "Valkiria", pero por desgracia no puedo decir que este sea de sus mejores trabajos.
A su favor, si se puede defender un ritmo muy adecuado, que convierten a este "Jack, el caza gigantes" en una aventura divertida, que consigue su función como cine de evasión, entretenimiento puro. Visualmente muy fácil de ver y muy fácil de olvidar. A esto contribuye unos efectos especiales que sin impresionar, visto los realizados en otras producciones de corte similar, no molestan y en algún pasaje acompañan la acción de forma muy correcta.

Todo se podría resumir, en que "Jack el caza gigantes" es otro fruto más de su tiempo. Cine que por falta de ideas en los actuales guionistas o buscando una taquilla, más o menos segura, con historias ya conocidas, no buscan la excelencia narrativa sino epatar con efectos visuales muy por encima de la trama, cuando debería ser al contrario.


Y es que se pongan, como se pongan, el actualizar una institución tan anacrónica como la monarquía no ha traído nada bueno, por lo menos en España, sino un deterioro de una Jefatura de Estado, que alucina, por lo menos a mi, que en el año 2013 todavía se rija por criterios cromosómicos.
Queda claro, que las historias de amor entre súbditos y gobernantes, siempre serán más bonitas en una pantalla de cine que en la vida real. Hay menos ficción.
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