CONSIDERACIONES SOBRE "ASADOR SAGARTOKI"
Comer de pinchos en una fórmula cada vez más de moda, una forma de probar diferentes bocados y platos sin excesos estomacales ni facturas astronómicas y una auténtica tradición en el Pais Vasco. Así que en mis visitas por estas tierras, siempre que puedo, y en especial a la coqueta ciudad de Vitoria me acerco por este templo de los pequeños bocados.En el Sagartoki todo está muy bueno y han conseguido unir la cocina tradicional con la vanguardia. Eso si, en miniatura, en una cocina sabia que recomiendo degustar. También tienen un excelente restaurante donde comer platos más formales y con enjundia, pero hoy me quiero centrar en su amplia barra y en sus deliciosos pinchos.
Mi amor por las croquetas se vio recompensado con las deliciosas de roquefort con nueces, con una bechamel tan fina y untuosa que se deshacía en el paladar. A la altura de las de bacalao con escamas de patata o las de jamón con kikos de maiz, que he probado en otras visitas.
Podría haber elegido cosas tan buenas y espectaculares como la piruleta rellena de jamón, queso y bechamel o el pinchito moruno en puré de hortalizas que tan buenos momentos me han dado, pero habíamos decidido "atacar" una de las grandes especialidades.
Y es que no nos vamos a engañar, los numerosos premios que ha conseguido su tortilla de patatas, la hacen imprescindible de pedir. Podríamos haber elegido la increíble tortilla de bacalao, que también merece la pena, pero no, aquí es primordial elegir la española, compuesta por patatas de la variedad monalisa, jugosa en extremo y de un delicado y a su vez potente sabor. Una vez probada, es complicado olvidarla con facilidad.
Me gusta tapear por Vitoria. Hoy he elegido el Sagartoki, pero también está el Toloño o la tortilla manchada del Deportivo Alavés, entre otros. Y cuando publique esta entrada, mi amigo, el magistral cocinero y autor del extraordinario blog de cocina "El rincón del pequeño gourmet"; Ion Ruiz de Arcaute, abre un nuevo local llamado "Donde siempre" en el centro de la capital vasca. Le deseo toda la suerte del mundo, aunque tal como cocina, no creo que la necesite. En algún momento haremos una entrada a su casa.

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