martes, 11 de junio de 2013



CONSIDERACIONES SOBRE "LA CAZA (JAGTEN)"

Una de las películas más acongojantes que he visto en los últimos años y que más me han impresionado. La firma Thomas Vinterberg, el creador, junto a Lars Von Trier, de aquella broma llamada movimiento Dogma, pero que en su haber dejó una interesante muestra de su talento dirigiendo "Celebración". El filme, además de ser muy buen cine, me ha dejado sumido en profundas reflexiones por lo que cuenta y como lo cuenta.
La historia trata de como un buen hombre, un tal Lukas, divorciado, con un nuevo empleo de auxiliar en una guardería, tras una época en paro al cerrar la escuela donde daba clases y con una vida complicada, es acusado injustamente de abuso de menores, convirtiendo su existencia en un auténtico infierno.
Como comentaba en la introducción, lo bueno es lo que cuenta y como lo cuenta Vinterberg, con un dominio espléndido del ritmo narrativo, un guión portentoso y unas interpretaciones magistrales. Aquí quiero destacar el papel impresionante de Mads Mikkelsen, un soberbio actor, al que hemos podido ver de malvado en "Casino Royale" y del Dr. Lecter en la serie "Hannibal", pero también de la niña Klara, interpretada por Annika Wedderkopp, una actriz infantil que consigue crear ese pánico que entraña la infancia despiadada, que sin malicia puede llegar a arruinar una vida en un solo instante y sin darse cuenta.
Poco hay que decir de la parte técnica, pues banda sonora, fotografía y el resto de su puesta en escena cumple a la perfección, pero en lo que se ha centrado Thomas Vinterberg, es en crear angustia en una situación cotidiana en la que cualquiera puede verse reflejado. Su ritmo pausado, la falta de violentos ataques de cólera gratuitos y la indignación creada a su alrededor, son sus puntos fuertes y lo que lleva a la emoción, aunque en este caso sea una completa pesadilla.
Me ha recordado bastante la misma estructura que creaba su amigo, Lars Von Trier en "Bailar en la oscuridad", comprobando los errores humanos en situaciones radicales y que "sacan" lo peor de los hombres como grupo, comunidad o estado.
Y este es un punto muy a tener en cuenta, pues es sorprendente como nos podemos dejar llevar por bulos, aunque carezcan de fundamento, pues es bien sabido que parte de la evolución de los niños, se basa en la imaginación e incluso las mentiras, aunque sean descabelladas. Y así, a nadie le extraña que un infante pueda invocar extraterrestres, criaturas inventadas o cualquier otro disparate para justificar una mala conducta o una travesura, pero todo cambia cuando habla de abusos sexuales o corrupción. Casi nunca se da el beneficio de la duda y aunque las pruebas no sean concluyentes, cualquiera puede verse sumido en un problema gravísimo. Y que conste, que por desgracia, estas violaciones de la infancia ocurren y deben ser castigadas con severidad. Pero siempre con una base jurídica y unos hechos razonables.
Este tema es extrapolable a otros similares en cuanto a la conducta, a la condición humana. Pues no dejo de sorprenderme, al comprobar como algunas de mis amistades, en conversaciones o en redes sociales, dan por bueno, cualquier argumento, sin ningún sentido crítico, solo porque lo han visto en alguna tendenciosa página de Internet, periódico o artículo de opinión. Incluso, he alucinado, al ver, como se da verosimilitud a algún escrito en tono satírico o inventado, directamente, por el mero hecho de apoyar su ideología y atacar los valores en los que no cree y que considera necesario combatir. Y esto es así, nos guste o no. Incluso, siempre recuerdo, como yo condené al ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominic Strauss Kahn, dejándome llevar por la masa, cuando se descubrió al final, que el caso que le llevó a la cárcel y a hundir su carrera política, era una farsa y un burdo montaje. Desde entonces, intento no hacer juicios temerarios y de valor, de forma gratuita y crear mi opinión, con varias fuentes, pues es muy fácil manipular la opinión desde los medios de comunicación y otras atalayas mediáticas.
Siempre me han dado bastante miedo las reacciones de los niños, o podría decir la de sus progenitores y aunque se me tache de insensible, es más que posible que con razón, suelo evitar su contacto, todo lo que puedo, pues es bastante fácil que una inocente caricia, una "carantoña" o gestos de ternura similares, puedan ser interpretados, por algunos ojos o garantes de la moral, por provocaciones inadmisibles, o incluso peor, y acabar con serios problemas con la sociedad o con la justicia, como el personaje de Mads Mikkelsen. Y con la sobreprotección actual a la infancia, no es tema baladí. Ocurre con otro tema tabú, que es el de la violencia contra las mujeres, donde no se puede decir que existen denuncias falsas, so pena de ser considerado un machista, retrógrado y auténtico animal.
En fin, recomiendo la visión de esta maravillosa película, que ya me hubiese gustado filmar, que habla claro sobre uno de los males que azotan nuestra sociedad. La histeria generalizada, según que casos.


2 comentarios:

  1. Interesante reflexión con la que coincido. La peli me parece una muy buena metáfora sobre la forja de opinión (más que opinión, diría "verdad").

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  2. También estoy de acuerdo con tu comentario, Samuel. Este es muy buen cine. Podríamos llamarlo, incluso, cine- denuncia.

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