CONSIDERACIONES SOBRE "MORTADELO Y FILEMÓN CONTRA JIMMY, EL CACHONDO"
En lo que parece ser un estupendo año para el cine español, otro título más para agrandar la lista de enormes "taquillazos" que demuestran que cuando se quiere, se "puede dar en la tecla" y llevar "en masa" al público.
Y es que Mortadelo y Filemón son un referente en la infancia y adolescencia de una buena parte de los mayores de treinta años, y en un recién cuarentón como yo, parte indispensable de esos tiernos años, por lo que no es extraño ver muchos padres de mi edad con sus retoños dispuestos a disfrutar de un imaginario que conocen de sobra.
Hasta ahora de los tebeos, o como se dice ahora "comics", se habían hecho algunas adaptaciones en dibujos animados para la pequeña pantalla y un par de películas, una dirigida por el propio Fesser ,para la grande pero los resultados sin ser del todo malo, no habían llegado a la excelencia que demandan, o demandamos, los seguidores de los inútiles detectives de la T.I.A.. Estaba claro que el formato de animación por ordenador era el que mejor podía representar el universo de los inmortales personajes de Ibáñez. Y sí, por técnica y animación para mi, esta es la que mejor refleja el irreal mundo de la España de los sesenta, setenta y ochenta, donde transcurren las aventuras de los torpes espías. Unas secuencias que transitan entre lo cotidiano y lo irreal, el gusto por el detalle, el humor absurdo y las explosiones y trompazos y que cualquier espectador que haya seguido la serie y cualquiera de sus viñetas podrá reconocer enseguida. Aquí hay que dar un diez a Javier Fesser, su director, pues en lo que se refiere a ambientación la película es perfecta, a lo que le ayuda bastante el diseño artístico del gran Víctor Monigote, mítico ex vocalista de Los Petersellers y que ha hecho un trabajo excelente. Muy buena selección de canciones en su banda sonora, con ese toque hortera y pasado de moda que caracteriza a los personajes de Francisco Ibáñez, junto a una música original de Rafael Arnau, que constituyen una banda sonora muy bien enlazada con otros grandes protagonistas como son los efectos de sonido.
Las voces de los actores son las acertadas, con Karra Elejalde y Janfri Topera, encabezando el elenco pero con gente como el propio Víctor Monigote o el gran Ramón Langa entre los secundarios. Todo funciona.
Todo, salvo el guión, pues como pasaba en los tebeos, es el gran defecto, ya que la historia no es perfecta, y a pesar de que se sigue muy bien y los cien minutos de metraje pasan en un suspiro, algunas secuencias están demasiado alargadas o forzadas. Aunque es un leve defecto, pues como he dicho, la cinta se lleva bien y resulta desternillante en muchos momentos, y por lo tanto altamente recomendable.
Lo que parece claro es que este año los grandes taquillazos españoles están llegando por donde nadie lo esperaba, pues ni ha estrenado Almodóvar, ni Amenábar, ni Bayona, ni el resto de los que suelen barrer en los "rankings", salvo Santiago Segura con un nuevo Torrente y en cambio ha habido unas cuantas que han conseguido llevar al público a las salas. Y lo decía en el encabezamiento: se está consiguiendo crear una industria que consigue interesar a los espectadores. Y lo más curioso es que es en el año donde las subvenciones han caído una barbaridad, lo que imagino que genera una acción que obliga a los responsables a intentar no perder dinero y por lo tanto crear productos que satisfagan la demanda del público y no las pretensiones artísticas de su director. Uno de los problemas capitales que ha tenido el cine español ha sido este. Películas autocomplacientes, muy politizadas y en las que daba igual su repercusión económica, pues todo, o casi, había sido financiado por estamentos públicos. Ahora parece que eso ha acabado y prima pensar en el destinatario más que en uno mismo, grave problema cuando uno "está encantado de haberse conocido" y lo que cuenta carece de interés, salvo para unos pocos. Para eso no se hicieron las subvenciones.
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